Editorial CN 25: La ciudad de la luz se volvió negra

Paris, otra vez Paris. De nuevo la capital gala se ve teñida de odio y terror por la sinrazón yihadista y de nuevo han golpeado en lo más vulnerable de la condición humana, en los inocentes, hombres y mujeres que no tienen culpa de nada de lo que a estos mercenarios del miedo les mueve a asesinar a sangre fría y les envuelve en la locura que masacra sin el mas mínimo sentimiento de humanidad ni piedad. Es terrorismo con toda su crudeza y no la guerra santa que ellos proclaman y que pretenden justificar para sembrar el odio, la rabia y el resentimiento en nombre de su dios.

La incomprensión ante estos salvajes atentados de unos fanáticos sanguinarios, nos debe hacer reaccionar de la manera más humana posible pero contundente. No podemos permitir que occidente se deje amedrentar por unos pocos que dicen hablar en nombre de una gran mayoría musulmana que no es ni terroristas, ni radical ni extremista y mucho menos sanguinarios, son gente como cualquier ciudadano del mundo que llaman a su dios de diferente manera pero que quieren la paz, pero ya sea Allah, Yahveh, Buda, o como quieran llamarle es necesario que entre oriente, y occidente se encuentre la solución para erradicar el fanatismo y extinguir esta idea de religión.

El 7 de enero y 13 de noviembre ya son dos fechas difíciles de olvidar. Muchos muertos, muchos herido, mucho dolor y ahora qué.

DEP.