…Oídos sordos

Cuando estamos en la última semana del mes de agosto y sólo faltan 28 días para lograr una investidura que evite nuevas elecciones, sorprende la aparente “pachorra” del doctor Sánchez que, de vuelta de sus vacaciones, en lugar de afanarse por lograr al menos una mayoría simple que le “renueve” por una larga temporada como inquilino del Palacio de La Moncloa,  se entretiene manteniendo reuniones con más asociaciones, en esta ocasión con entidades de Memoria Histórica y Ciencia, tratando de “sumar apoyos de grupos sociales que eviten una nueva convocatoria electoral”.

Siendo legítimo y comprensible que el presidente en funciones trate de granjearse las simpatías de cualquier colectivo social, cultural, sindical o empresarial, con el ánimo de que puedan influir en la medida de sus posibilidades en las decisiones de terceros, convendría no olvidar que quienes tienen la llave que abre la puerta de su nueva investidura son los diputados (hembras y varones) que se sientan en los escaños del Congreso, los únicos poseedores de la decisión.

Hace tan sólo una semana que Unidas Podemos lanzaba su nueva oferta, un documento de 119 páginas, con medidas programáticas y “Cuatro propuestas para retomar el diálogo”, que insistía en su idea de “gobierno de coalición” y que incluía en todas ellas la Vicepresidencia de Derechos Sociales e Igualdad y tres ministerios que variaban en cada una de ellas.

La respuesta inmediata, por medio de la Vicepresidenta María del Carmen Calvo no se hizo esperar, recordando a Unidas Podemos que “sus escaños son insuficientes para la investidura y son insuficientes cada día para la gobernabilidad” y desde el PSOE se consideró como algo “inviable” y daba un nuevo portazo al planteamiento de un gobierno de coalición.

El hecho de que hoy mismo se admita que la única comunicación entre ambas formaciones es a través de los medios abona la idea de los más pesimistas de que no se producirá el acuerdo por la intransigencia de las dos partes.

Pero no faltan los que aún mantienen el optimismo, o quizá sólo el deseo de que en el peor de los casos, en el último minuto del “partido” y cuando ya el reloj electoral agote el tiempo establecido, los “socios prioritarios” recapacitarán, se tragarán sus pretensiones ministeriales y permitirán que Sánchez siga como presidente.

Suceda lo que suceda en las próximas semanas, lo cierto es que lo que decidan los 42 diputados (hombres y mujeres) de Unidas Podemos, será determinante, ya que al margen de la postura que finalmente tomen los partidos separatistas, lo único meridianamente claro a día de hoy es la negativa de PP, C´S y VOX y los números suelen ser muy crueles a la hora de echar por tierra una investidura.

En cualquier caso, sorprende que el mismo partido que es capaz de formalizar gobiernos autonómicos con el apoyo o la participación de Unidas Podemos,  haga oídos sordos y menosprecie a su “socio prioritario” cuando de lo que se trata es de posibilitar un gobierno para España.

El simple hecho de no estar dispuestos a “ceder” unas cuantas carteras ministeriales podría estar enmascarando el deseo íntimo e irreprimible de prolongar la pantomima, convencidos de poder alcanzar mayor “gloria” en unas nuevas elecciones.

Permanezcamos atentos, la resolución de esta historia está cada vez más cerca.