Tiempo de vacaciones

Rechazado por dos veces en las recientes sesiones de investidura, Pedro Sánchez ha iniciado ya, en el Palacio de las Marismillas de Doñana, reserva de la biosfera, sus vacaciones (sobre si son merecidas seguro que hay una clara división de opiniones).

Antes de hacer las maletas ha tenido a bien mantener reuniones, en tan sólo una semana, con más de 140 colectivos y asociaciones de muy distintos ámbitos sociales y también con los sindicatos, en un intento de obtener el respaldo social que no le dieron la mayoría de nuestros 350 representantes del Congreso de los Diputados, los únicos que oficialmente pueden hacerle presidente.

Ante tan frenética actividad, sorprende que haya pospuesto los encuentros con los partidos que podrían darle los apoyos necesarios para finales de este mes o principios de septiembre, cuando lo primordial habría sido enfundarse el traje de turista con los deberes hechos y no vivir las próximas semanas agobiado por la incertidumbre, no sólo de su propio futuro, sino la de todo el país.

Pero ya lo ha dicho el “avispado” Ábalos, “no descartamos un acuerdo con Unidas-Podemos en el último minuto”, algo que a Echenique, parte interesada, le parece “irresponsable”, así que ¿por qué preocuparnos?.

Descartado definitivamente (es un decir) el gobierno de coalición, existe el convencimiento de que “los agentes sociales” y “movimientos afines” de la izquierda presionarán a la formación morada, ya dividida ante la cuestión,  para que llegado el momento Iglesias se “apee de la burra” y tienda la mano, con sus 42 diputados para que los españoles tengamos al fin un gobierno y se “acaben” tanto nuestras preocupaciones existenciales como nuestros verdaderos problemas cotidianos.

No parece ser su opción preferida propiciar un gobierno “a la portuguesa” que haría presidente a Sánchez pero no les facilitaría ningún asiento en el Consejo de Ministros, algo a lo que probablemente no estén dispuestos hoy por hoy.

Aceptar el modelo del país vecino supondría asumir el riesgo de dejarle las manos libres y permitirle que puntualmente pueda pactar a diestra y siniestra con el resto de partidos, incluidos PP y C´S, eso sí, con la justificación de que se estará priorizando el interés general.

No le queda demasiado tiempo a Sánchez, que mientras, tiene la oportunidad de “doctorarse cum laude” en vida salvaje con los tesoros más valiosos de la fauna de Doñana, entre linces, águilas imperiales, avetorillos,  cigüeñas negras, fochas cornudas, cercetas pardillas y garcillas cangrejeras, a buen seguro mucho más cordiales que la mayoría de sus rivales políticos.

Ha prometido reunirse con los separatistas catalanes y todo apunta a que aquellos facilitarán su investidura.

Es época de vacaciones para la mayoría y quien más quien menos disfruta sus días de verano en el mar, la montaña, los pueblos o las ciudades confiados en que más pronto que tarde se resuelva el enigma y antes de que llegue septiembre, cuando se cumplirán cuatro meses desde nuestra decisión en las urnas, los elegidos hayan decidido su voto y permitan que Sánchez logre su investidura.

En el peor de los casos, si no lo consigue, las nuestras habrán terminado pero para aquellos que elegimos el 28 de abril continuará su tiempo de “vacaciones”.