¡Una abstención, por caridad!

Sorprende escuchar últimamente, de destacados dirigentes del PSOE y del propio presidente Sánchez, la petición de abstención, dirigida a PP y C´S, en la sesión de investidura, esgrimiendo como su más destacado argumento, “que lo hagan por España”, para que no les haga depender del apoyo de sus antes fieles “amigos”, los separatistas catalanes.

Cuando hace ahora casi un año, llevó a cabo la moción de censura con el apoyo imprescindible y “desinteresado” de colegas del más variado “pelaje”, que acabó con el traslado de su colchón a La Moncloa, ¿lo hizo por España o tan sólo por ver materializadas sus ambiciones personales?.

Entonces consiguió el objetivo contando con tan sólo 84 diputados y ahora puede presumir de tener 123 y poder sentir el aliento del líder de Unidas Podemos en la nuca, empeñado en “darle” sus 42 e integrarse en su gobierno, lo que lo situaría a escasa distancia de la mayoría necesaria.

¿Qué sentido tiene mendigar ahora la abstención de quienes tan abiertamente se han venido mostrando como rivales encarnizados y que lo habrían echado a los leones si se hubiera presentado la ocasión?.

¿Le ha entrado en el cuerpo el “miedo escénico” ante la remota posibilidad de que quienes lo auparon entonces lo dejen “tirado” en una decisiva votación en la que deberá obtener mayor cifra de “SÍ”, que de “NO” y pone como excusa que el asunto primordial no es alcanzar o no la presidencia, sino evitar la inestabilidad de España, ante un hipotético y poco probable fracaso que nos conduzca a unas nuevas elecciones?.

Posiblemente la inesperada captura, después de 17 años de “turismo” del etarra asesino reconvertido en apacible “escritor” en los Alpes, al que un histórico dirigente socialista se apresuró en calificar como “héroe de la retirada”, haya contrariado a los de Otegi y enfriado considerablemente su entusiasta predisposición a “darle” sus cuatro escaños.

Seguramente los dos grupos de separatistas catalanes, cuyos presos han tenido hoy mismo la oportunidad de recoger sus actas para luego regresar a sus celdas, valoren en su justa medida, una vez descartado el “danzarín” Iceta, la decisión de “camelarlos” con la elección de dos catalanes como presidentes del Congreso y del Senado.

Pero les parece insuficiente; debe ser que algo no ha salido según lo previsto y que las manifestaciones públicas del “doctor” Sánchez asegurando que “dentro de la Constitución todo y fuera nada”, los ha sumido en una frustración evidente.

El desencanto de ver que de independencia “res de res”, de referéndum nada de nada y del espinoso asunto del indulto en el supuesto de que haya condena, ya si eso… cuando se pueda, que estamos en campaña y puede salir caro.

No es previsible que les falle el PNV, que lo mismo sirve para un “roto” del PP que para un “descosido del PSOE, según el momento, según la ocasión y en función de lo que se pueda obtener a cambio.

Podrán contar, seguro, con apoyos más testimoniales que numéricos de varios partidos que apenas han asomado la patita pero que son conscientes de pueden convertir en oro sus escaños y es comprensible que lo aprovechen.

Pero, ¡no mendiguen la abstención de los 147 escaños restantes!, ¡no tengan la desfachatez de pedírselo siquiera!; están enfrente, son conscientes de haber perdido las elecciones, pero no han perdido la cordura, ni han olvidado sus desplantes, ni sus descalificaciones de campaña, ni aquella moción que prometía unas elecciones inmediatas que no se celebraron hasta el pasado 28 de abril.

No utilicen ahora la demagogia para poner a España como la gran beneficiada de la investidura, olviden a sus rivales y busquen entre sus “amistades” los números que la hagan posible; ya demostraron hace casi un año que son muy capaces de lograr cualquier cosa.