Abecedario de la Psicología: I del «Ideal del Yo»

Para poder entender el término “Ideal del yo” primero tenemos que saber qué es el “superyo” debido a que es una parte de éste. Y vendría a ser una parte de la personalidad relacionada con las altas expectativas.

En nuestra “psiquis” hay una serie  de normas que hemos ido incorporando a lo largo de nuestro desarrollo. Las personas a las que admiramos, tememos, respetamos o amamos durante nuestra infancia o crianza nos enseñan y tomamos de ellos/as indicaciones que nos parecen aceptables para nuestra vida, y por ello, les emulamos.   Nuestra “ley interna” finalmente se va construyendo de esta manera y vertebra sin darnos cuenta nuestro mundo. Aquello que nos dice lo que tenemos que hacer, lo que tenemos que evitar, cómo tenemos que actuar.  Debido a esta instancia, somos capaces de convivir y de no matarnos, o de sí matarnos, de ir a trabajar todos los días aunque  tengamos pereza, esperar a que sea el momento adecuado para satisfacernos sexualmente o no entrar en una rotonda cuando me dé  la gana sino cuando sea conveniente por el tráfico. En definitiva postergamos nuestras necesidades individuales  hasta que podamos realizarlas. No tendremos sexo con un compañero/a del trabajo que ese día le consideramos atractivo y esperaremos para comer a acabar la jornada matutina.

Sin embargo, podemos ver en muchas depresiones, ansiedades, autoritarismo, sentimientos de inferioridad o conductas rígidas aparece este exceso llamado “Ideal del yo”. Y sería cuando reunimos una serie de objetivos que nos obstinamos en hacer aunque no tengamos la base necesaria para acercarnos a ellos o ni siquiera estemos convencidos de que sean nuestras metas. Es la persona que tengo que ser o la persona que he creído ser bajo la “expectativa” de los demás, los seres queridos.

Me alejo de mi interés para constituirme por la exigencia de los demás. Una familia de literatos que sacan sobresaliente en “lengua y literatura” y si el hijo obtiene estos resultados en “matemáticas” piensa que no es inteligente porque en casa le enseñaron a valorar otra asignatura. O el estudiante  que llora amargamente porque ha obtenido un 9,25 en un examen y él estudió para un 10.

Solo se puede solucionar esta sintomatología con psicoterapia y flexibilizar esta parte de mi forma de ser que está haciendo que tenga una vida diseñada por otras personas y ajena a mi realidad personal. 

Sergio García Soriano es psicoterapeuta en Madrid y El Escorial.