Redaccion trabajando

De dónde fuimos, dónde estamos y a dónde iremos

Hace 5 años tenía más pelo. Es mi principal recuerdo y hasta esto es mentira: no es un recuerdo, pero las fotos  no mienten. Hace 5 años, el 14 de marzo de 2013, ABC Punto Radio echaba su cierre y con él se diluían muchas ilusiones. Ponía fin de esta manera a mi primera trayectoria periodística; una radio que siempre definí y defino como «una Onda Cero en pequeñito» que cedió sus espacios deportivos y finalmente sus postes a Cope, la emisora que  me acoge ahora.

En el momento de abandonar aquello, en aquel primer piso de San Lorenzo de El Escorial, no miré atrás como para no dejar recuerdos. Lo reconozco: soy tonto hasta para lo emotivo, ¡cómo si fuera posible vivir en San Lorenzo y no pasar más por el centro del pueblo! Aquel adiós nos hizo un poco más hombres a todos los que, jugando a ser niños, nos tapamos los ojos ante aquel cierre como si los demás no nos fueran a ver.

El 14 de marzo de aquel año recibí una llamada de mi amigo y hoy director de Capital Noroeste, Chema Bueno, a eso de muy pronto. Por aquella época compartíamos la presentación de ‘Protagonistas’, el magazine al que dio nombre Luis del Olmo, además de muchas otras cosas. Entre otras, y sin él saberlo, le otorgó un sueño cumplido al que hoy escribe esto: fue el primer programa que pude presentar. La conversación no duró mucho y me hizo saber que aquel era el último día de la radio.

En Moncloa, me bajé del autobús que entraba por la remozada estación. Salí al anden, hice cola y me monté rumbo al pueblo de nuevo. En el mismo coche. Mandé a mi equipo un mensaje haciendo la crónica de aquella muerte anunciada. Al contrario que pensaba, la redacción estaba un tanto agitada cuando llegué. No había tristeza, tampoco champán. En aquel ‘Protagonistas’ que presentó Chema me senté un rato, en un día sin guion, con Irene, mi productora y amiga, llamando con dotes de ‘Chica del cable’ a un montón de gente. Es un ejercicio de periodismo sensitivo el ver a un productor en su día culmen: parecen Durga o Parvati, con brazos por todos lados.

Hablé con Ángel Expósito y con mi admirado Matías Antolín que hace un tiempo que escribe desde el cielo. La carta de despedida que redacté y leí casi me presagiaba lo que haría durante años: dedicarme al folio en blanco.

Un par de meses después se parió Capital Noroeste. No puedo decir cómo, ni me interesó lo más mínimo, dicho sea de paso. Contaron conmigo en el proyecto casi sin yo contar con ello. En aquel número 1 sería Jefe de Deportes y, hoy, sin saberlo por entonces, miembro fundador. Aquella época, como todos los inicios, fue más rara que buena.

Sin ánimo de revancha, aquel Capital nació por inercia y sin ambición. Hace poco releía aquellos números y esos editoriales que, hoy, me supondrían de inicio un gran debate y después un ultimátum laboral: jamás aceptaría trabajar en un medio de comunicación cuya intención primera fuera la más absoluta irrelevancia. Aquel primer editorial, ‘Ni Woodwards, ni Bernsteins’, me es hoy un motivo de orgullo.

Lo es porque aquel editorialista ni siquiera sabía qué era un editorial. «Espero en nombre de todo el equipo…», decía, sin coma ni nada, como una carta del ‘director’ que era. El segundo editorial no llevó ni título. El tercero tampoco pero llevó de ilustración un ‘smiley’ amarillo que es lo más interesante de aquello. El cuarto, pese a carecer de título, comenzó a ser el de un periódico que huyó, ya de paso, de la infantilización del diseño y comenzó a hacer periodismo. Humilde, pero periodismo.

Los barcos, sin piedras a bordo, navegan más rápido. Y mejor. Los equipos de trabajo funcionan más rápido con gente que trabaja. Y mejor. El periodismo, sin palmeros de dudosa reputación y salpicados por el amiguismo político, es más rápido, más fluido. Y también huele mejor o, al menos, deja de oler mal a ratos.

Es un orgullo por lo que fue y por lo que es. Unos años después, una noche sin dormir mediante, el periódico sacrificó gran parte de la publicidad para poder dar, el día después de las elecciones municipales y regionales, todos los datos de un día histórico. Fue la confirmación tras las europeas de que algo estaba cambiando en nuestro país. Así lo hicimos ver: con la crítica a los que estaban, con la duda de los que llegaban pero con el análisis, pausado dentro de la vorágine que supone una noche así, de lo que estaba sucediendo. Sin miramientos. Sin palmadas políticas ni a los políticos.

Desde aquel número 4, Capital Noroeste ha guardado un escrupuloso respeto ya no al periodismo, sino al lector. La verdad antes que la paz. Y creáme que esto no es sencillo. No lo es porque muchos de los conflictos del periodismo nacen de las ‘diferencias’ con aquellos que son anunciantes. Públicos o privados, este periodista también entiende su posición: a nadie le es cómodo ver publicada una noticia en contra de sus intereses si, para más inri, depositas confianza publicitaria en el medio.

Pues muy sencillo para quien así piense: no la haga y no la tema. Que es, por cierto, el 99% de los casos. A raíz de algunas de las publicaciones realizadas en este medio y en mi blog que da nombre a la columna, un político me contó un día que un compañero de partido suyo temía lo peor cada día que salíamos a la luz.

-«Algo habrá hecho», le dije.

Tiempo después vi una entrevista a mi admirado Pedro J. por parte de mi no tan admirado ‘Follonero’, hoy conocido como Jordi Évole, que ha pasado de preguntar a Otegi cuántos puntos le daría en Eurovisión a España a ser un gurú en la comunicación. Bienvenido sea el cambio, dicho sea de paso. En aquella entrevista, ‘Jota’ respondió exactamente lo mismo a una pregunta de Évole, del miedo de algunos políticos a ver ‘El Mundo’ del día siguiente.

Al periodista -y al periodismo- no hay que temerle. Hay que temer a la mentira, al delito, a la traición a la ciudadanía e, incluso, al miedo a la verdad.

Así seguiremos. Y les puedo asegurar que esto no es una bravuconada o, al menos, no lo será mientras este que escribe siga haciendo eso, escribiendo. Porque no comenzamos nada, seguimos. Tal y como nos hemos ido creando. Con pobreza y distinción, con honor en cualquier caso.

Si pretenden reforzar sus teorías sobre el PP, igual lo encuentren aquí. Si pretenden hacerlo sobre Podemos, también lo encontrarán, se lo aseguro. Si quieren reforzar lo que piensan sobre el PSOE, aquí lo tendrán. Y si lo que quieren es buscar un refuerzo argumental sobre Ciudadanos, también hay hueco. Pero si lo que pretenden es encontrar sólo una de las visiones, igual este no es su periódico.

Y queremos que lo sea.