Orgullo

Empiezas hablando de peras con peras, pasas al relaxing cup of café con leche y terminas poniendo a miles de personas en peligro. Este es el maravilloso curriculum de la alcaldesa (no electa) de Madrid. Esta vez su homofobia ha superado sus ansias de capitalismo exacerbado, pues no hay que ser muy ducho haciendo cuentas para saber la cantidad de dinero que se ingresa en las fiestas del Orgullo gay. Pero no, Ana Botella, tenía que «proteger» a los vecinos del barrio, del ruido (vecinos que no pidieron ser protegidos), por eso apagó la música de la fiesta. Supongo que a los vecinos del barrio de San Isidro no les molesta el ruido en sus fiestas populares, ya se sabe, como se celebra a uno de sus santos… cuestión divina.

Pero no, aquí lo importante no es ni la «no-música», ni las cifras que se hayan dejado de ingresar. Aquí lo importante es que sus ansías por acabar con las reivindicaciones podrían haber costado un precio muy alto. Pues a la señora alcaldesa, en su deseo de reventar la fiesta, se le ocurrió reducir los distintos escenarios a uno solo, por lo que las miles de personas que se acercaron a la capital a reclamar por sus derechos y a celebrar, claro está, se agolparon en una misma plaza. Plaza en la que los coches se encontraban aparcados, porque a nadie se le ocurrió poner una plaquita prohibiendo el aparcamiento de tal hora a tal hora como se suele hacer en estos casos. Y lo mejor de todo, el camión de la basura, a su hora, también pasó por allí, vamos que «éramos pocos y parió la abuela». Por suerte el comportamiento de los allí presentes fue impecable, y la suerte (o llámalo x) les acompañó. Parece que Ms. Bottle no ha aprendido nada en lo que lleva de mandato. Grandes aglomeraciones de personas en espacios reducidos no son buena combinación. Esta vez su homofobia se ha pasado de la raya.

Pero no todo son malas noticias, por fin España y Rusia han firmado un acuerdo bilateral, mediante el cual las familias españolas podrán terminar los trámites de adopción de niños rusos. Corrijo, familias con papá y mamá. Este acuerdo no es apto para matrimonios gays ni para solteros y solteras. Ya se sabe cuando se pacta siempre hay que ceder en algo, y si en lo que se cede es en los derechos de los homosexuales pues no tiene tanta importancia. Que apaguen la música, que la reivindicación sigue.