El último… que encienda
España ha sufrido un gran apagón eléctrico que de forma masiva ha dejado incomunicado a casi todo el país. Es el más grave registrado en España, tanto por lo extenso en horas de caída del servicio de fluido eléctrico, como por el numero de afectados, ya que han sido millones de personas las se quedaron sin electricidad, sin internet y sin posibilidad de desplazarse por inmovilización de los trenes en los que viajaban, personas atrapadas en ascensores, y un sinfín de situaciones que han paralizando temporalmente casi toda la actividad profesional, escolar, sanitaria, etc. como la movilidad de casi toda la península incluido Portugal, Andorra y parte del sur francés.
Un fallo en la red eléctrica nacional que colapsó por completo la distribución del fluido eléctrico provocando un gran caos nunca visto en España dejando sin suministro de energía a prácticamente la totalidad del país durante más de 10 horas afectando a millones de hogares, comercios y servicios esenciales.
Un desplome de la red eléctrica como consecuencia de una inexplicable pérdida de 15 Gigavatios de forma súbita lo que equivale al 60% de la demanda energética de todo el país en ese mismo momento.
Hasta ahora no está claro el motivo y las autoridades aún investigan las causas exactas, porque lo único que se sabe es que el incidente pudo ser provocado por una falla en la red eléctrica nacional, posiblemente relacionada con una sobrecarga o un problema técnico en una subestación principal.
Sin embargo otras fuentes indican que ha podido ser «debido a las variaciones extremas de temperatura en el interior de España, se produjeron oscilaciones anómalas en las líneas de muy alta tensión (400 kV), un fenómeno conocido como ‘vibración atmosférica inducida’.
Otras contraponen esa información con que este “apagón repentino en España y Portugal se produjo cuando la red ibérica experimentó un desequilibrio eléctrico significativo, lo que desencadenó un apagado de autodefensa”.
Por su parte desde la Corporación que dirige Beatriz Corredor (REE), informan que descartan un ciberataque ya que se había identificado dos incidentes de pérdida de generación de energía, probablemente de plantas solares, en el suroeste de España que causaron inestabilidad en el sistema eléctrico y llevaron a una ruptura de su interconexión con Francia.
Por otro lado son muchos los que opinan que existe una crisis energética y gasística mundial derivada del creciente uso de los recursos energéticos que ya no es suficiente para satisfacer las necesidades de la población ni de los sectores productivos.

Quizá este grave incidente sirva para reflexionar que en la actual sociedad de la IA en la que estamos inmersos es imposible mantener la actividad diaria en cualquier ámbito social y nos recuerda la vulnerabilidad de nuestras infraestructuras básicas y la necesidad imperante de invertir en su modernización.
La electricidad es un servicio esencial que sustenta todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, desde la salud y la seguridad hasta la economía y la educación.
Cuando falla, la sociedad se detiene y se evidencian las deficiencias en la planificación y el mantenimiento de los sistemas que la suministran. Este tipo de incidentes, aunque poco frecuentes, resaltan la importancia de mantener y actualizar la infraestructura eléctrica para evitar interrupciones que puedan afectar la vida diaria de todo un país.
Si bien es cierto que las empresas del sector se pusieron a buscar soluciones de inmediato y trabajaron rápidamente para restablecer el servicio activando protocolos de emergencia para garantizar la seguridad y la normalidad, para muchos fue demasiado tarde.
El alto coste de este apagón traerá consecuencias económicas millonarias y lo peor es que se ha cobrado vidas humanas.
En resumen, es de CAPITAL importancia que las autoridades y las empresas energéticas eliminen esa tensión que mantienen y prioricen unas actuaciones en común de actualización de las redes eléctricas, incorporando tecnologías más eficientes. La inversión en infraestructura no solo previene incidentes como este, sino que también contribuye a un desarrollo más sostenible y a una mayor resiliencia frente a eventos imprevistos, ya sean técnicos o climáticos, porque sino…
Adiós la luz.