Jornada de reflexión

A estas alturas, en la víspera de unas elecciones importantes, en las que los madrileños (varones y hembras) vamos a decidir quién nos gobierna los próximos cuatro años, quien más quien menos tiene ya muy claro su voto.

Una inmensa mayoría lo tuvo claro en el momento mismo en el que María Isabel Díaz Ayuso tomó la determinación de convocarnos a las urnas ante la fundada sospecha de que algunos ya andaban cortando la hierba bajo sus pies con la clara intención de “destronarla”.

Los hay que tienen cierta propensión a recuperar el poder por ese método de la moción de censura, sin importarles absolutamente nada; el más claro ejemplo lo protagonizó, no hace demasiado tiempo, el propio Pedro Sánchez Pérez-Castejón, sin hacer ascos a ninguno de sus “compinches”, fueran comunistas, nacionalistas, separatistas, herederos políticos de la banda terrorista ETA o “medio pensionistas”.

Las hemerotecas dan fe de que tanto el sanchismo (no confundir con el auténtico socialismo del PSOE) del que de un tiempo a esta parte reniegan incluso destacados personajes que ostentaron las más altas responsabilidades en gobiernos socialistas, como el comunismo de Podemos y Más “Podemos”, han empleado la mayor parte de sus campañas insultando casi al unísono a varios millones de ciudadanos de Madrid.

Como si hubiera una consigna común para revertir un resultado final que en la mayoría de las encuestas les es desfavorable, su manido “fascista” con el que las tres formaciones se han llenado la boca hasta babear, ha sido en las dos últimas semanas, el hilo conductor, una especie de palabra mágica, un desesperado grito captador de votos, capaz de confundir al electorado, descalificar a sus adversarios y privarnos de la presunción de demócratas que en principio todos tenemos.

Más allá de los lanzamientos de adoquines y los misteriosos envíos de balas y amenazas, que conviene aclarar diáfanamente, se ha visto más odio en algunos gestos y manifestaciones del que fuera vicepresidente y más rabia incontenida en la expresión de la “actriz secundaria” Lastra que en quienes para reventar actos de otros actuaron como auténticos “hooligans”.

Ha dado la sensación de que no hemos aprendido nada de la historia pasada que enfrentó a unos españoles contra otros y nos llevó a la guerra; ellos, abiertamente, han explotado la crispación con fines electorales.

Hoy toca “jornada de reflexión”; han hablado ellos y mañana nos toca a todos los madrileños; quienes han sido “demonizados” por las fuerzas de izquierda y no tienen ningún interés especial en vivir en los “paraísos bolivarianos” que algunos participantes representan, tienen la oportunidad histórica de resarcirse.

Y de paso, aunque no es el candidato oficial, decirle NO a Sánchez; todos saben que si su “soso” candidato pincha en hueso mañana, él será el gran perdedor de la jornada.

Utilizando el símil taurino, ahora que ya han vuelto los toros a las Ventas, los madrileños tienen mañana en sus manos, en su voto, la oportunidad de asestar una profunda estocada a quien en los últimos tiempos, sin el menor rubor, nos ha estado toreando.