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Un año en el banquillo

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Todo está listo para el inicio del largo proceso que llevará a Isabel Pantoja a los tribunales. Ella se prepara para su calvario judicial.

Dentro de un mes comienza en la Audiencia de Málaga el juicio del año, que sentará en el banquillo a la mismísima Isabel Pantoja por un delito de blanqueo de capitales. Pero la artista, para la que el fiscal anticorrupción pide tres años y medio de cárcel y multa de 3.680.000 euros, no solo tendrá que pasar el calvario de un juicio que se prevé un espectáculo mediático, sino que, además,deberá sentarse junto al que fuera su pareja sentimental, Julián Muñoz, y la ex esposa de este, Mayte Zaldívar, entre otros.

La vista, que comenzará en la Ciudad de la Justicia de Málaga el 28 de junio si no se produce ningún aplazamiento (como algunas de las defensas planeaban), será muy larga. Y es que, como para evitar que coincida con el macroproceso de la Malaya (que se celebra de lunes a miércoles) solo habrá sesiones los jueves y los viernes, la previsión es que las 48 jornadas programadas se prolonguen hasta mayo del próximo año. Será un año de banquillo para la Pantoja.

Defender la inocencia
Sin embargo, Isabel Pantoja, cuya abogada Graciela Otondo no ha querido revelar si se acogerá a su derecho para no declarar, defenderá su inocencia. Al menos eso asegura su defensa, que insiste en que la cantante no tendrá que acudir a todas las sesiones sino solo a aquellas en las que le corresponda declarar (para lo que no hay fecha) o en las que su presencia sea fundamental. En cualquier caso, como ella ha pregonado a los cuatro vientos en varias entrevistas, su abogada insiste en que tiene pruebas y declaraciones de la renta de Pantoja que confirman que entre 1999 y 2009 esta facturó 19 millones de euros. «Decían que no tenía dinero, pero está acreditado», recalca.

El fiscal anticorrupción no piensa igual. De hecho, el escrito de acusación implica graves imputaciones contra ella, ya que pudo blanquear 1.840.000 euros. Y dice muy claramente que la que fuera viuda de España no tenía ingresos de importancia antes de iniciar su relación con el entonces alcalde de Marbella a finales de 2002; pero desde su noviazgo vio crecer sus cuentas. «A partir de 2003, ya iniciada su relación con Muñoz, las cuentas de Pantoja recibieron abonos en metálico muy significativos».

Así, durante su relación con el exalcalde, Pantoja recibió ingresos por valor de 1.840.000 euros de origen desconocido. En 2003, más de 603.00 euros; al año siguiente, 205.000. En 2005 recibió 191.000 euros, y en 2006 fueron 127.000 euros. En determinadas ocasiones obtenía ingresos de entre 12.000 y 36.000 euros en un solo día. Y en abril de 2003 hubo ocho días consecutivos en los que recibió ingresos de 3.000 euros. No es de extrañar, si se tiene en cuenta que, según el fiscal, Julián Muñoz, durante su etapa de alcalde, se hizo con 3,5 millones de euros, dinero que ocultaba en el extranjero.

Isabel Pantoja también logró que Muñoz le regalara un piso y un chalé. El apartamento del lujoso hotel Guadalpín de Marbella de 181 metros cuadrados costó algo más de 350.000 euros, aunque logró una rebaja del 33,5 por ciento. El Ministerio Público insiste en que la cantante no tenía dinero y que el piso fue abonado íntegramente por Muñoz «con cargo a los fondos de procedencia delictiva». Luego, Pantoja adquirió el conocido chalé «Mi gitana» en la urbanización La Pera, de Marbella, una fabulosa construcción de 650 metros cuadrados con dos extensas parcelas que costó más de tres millones de euros y que también corrió a cargo de esos «fondos delictivos» de Muñoz. Y también compraron ganaderías en las que explotaron 330 animales, aunque su actividad fue un fracaso y claramente deficitaria.

Inyección de dinero
A la ex esposa de Muñoz, Mayte Zaldívar, tampoco la dejó mal colocada, ya que la Fiscalía estima que pudo blanquear 1.300.000 euros, por lo que pide para ella la misma pena que para Pantoja. Pese a todo ese dinero que el exalcalde inyectó a «sus mujeres», aún le quedó algo para comprar relojes en los que gastó 52.000 euros, aunque no se especifica para quién eran. Quizá se lo pregunten en el juicio.