Editorial 94 – Es hora de desenchufar

Con la entrada en vigor de las nuevas tarifas en la factura de la luz, los hogares españoles están viendo como se resienten sus bolsillos y eso significa que va a tener un importante efecto en la economía domestica, ya de por sí bastante perjudicada debido a los efectos de la crisis. A pesar de que el gobierno ha querido tapar esta subida intentando convencernos de las bondades de este nuevo sistema por tramos horarios y que va a conseguir que las familias lleguen a ahorrar hasta casi un 20%, esto no será así, ya que la realidad es muy distinta. Tenemos que considerar que esta nueva factura de la luz solo será efectiva si los usuarios cambian sus hábitos a la hora de realizar un de consumo eléctrico y se adaptan a utilizar las franjas horarias nocturnas o de mayor consumo como poner la lavadora o el lavavajillas a las que se fijan para los altos consumos y aprender bien estas tablas horarias a modo de hucha energética.
Estamos viendo como cada mes se dispara un poco más el recibo de la luz, que porcentualmente en el último año ha experimentado una subida de cerca del 53%. El incremento del coste procede de la subida del precio en la generación y la comercialización de la electricidad en los mercados. Pero también hay que tener en cuenta que este factor solo representa un tercio de la factura final, porque hay que añadir los costes regulados por el gobierno y el pago del impuesto eléctrico y del IVA, que es un 21%, uno de los más altos de Europa. La Transición Ecológica debe basarse en una política energética planificada desde una menor carga impositiva, un mayor diálogo con las empresas del sector y una liberalización de los mercados.

El gobierno de Moncloa tergiversa sus propias explicaciones y se contradice constantemente y aporta más errores a la mala decisión ya en sí misma, ya que el mercado eléctrico intervenido por el Estado no es la opción al problema de la pobreza energética, y mucho menos puede establecer ningún criterio didáctico ni en el consumo ni en el ahorro.

Son medidas que cambian constantemente de criterio y que establecen nuevas normas cada día; así hasta el ciudadano mejor informado sobre este asunto se pierde en este embrollo sobre el incremento del precio de la electricidad.
Ahora muchos ya se han dado cuenta de que los cambios de tarifa no solo viene como consecuencia del de junio pasado sino que había mas variables que considerar, como el precio más caro del mayorista del gas, los costes del precio que pagan las empresas por emitir dióxido de carbono, es decir CO2 a la atmosfera que es de unos 60 euros por tonelada y las nuevas estrategias de precio de los países productores.
Aunque el problema afecta más profundamente a España, no solo es exclusivo nuestro, la crisis energética es mundial, y hasta China ha tenido que sufrir apagones eléctricos en sus fábricas. Ante esta situación, resulta absurdo que el gobierno continúe cocinando una receta para procurar una solución rápida, con medidas temporales para intentar rebajar la factura eléctrica que paga el consumidor final impulsando un plan de choque con medidas como la rebaja del IVA al 10%. La solución pasaría por hacer mas viable el mercado eléctrico con una reforma estructural a nivel europeo. Además desde hace muchos años, se han venido cargando en el precio final que costea el ciudadano unos recargos que no tienen relación directa con el consumo como fueron el fiasco del carísimo proyecto Castor, el cierre de la Central de Lemoniz , o las primas y créditos casi a fondo perdido de las renovables. Todos esos gastos deberían de haber sido asumidos por el Estado en vez de arrancárselos del bolsillo al contribuyente, al que también se le quiere exprimir con el pastizal que conlleva la transición ecológica.


Pero la cosa no acaba ahí, España ha renunciado a la energía nuclear y a los recursos combustibles fósiles, pero importamos energía de procedencia nuclear de otros países, toda una contradicción. Podían mirar un poco más allá y copiar de nuestros vecinos franceses y alemanes. Pero como este gobierno ya se ha acostumbrado al decreto-ley tiene ahora reparos en utilizar una energía que dado lo extraordinario y urgente de la situación nos vendría muy bien. Habrá que esperar que alguien con más criterio solucione esta lacra, porque las Pymes, Autónomos, y pequeños comercios se ven obligados a cerrar sus negocios porque no les llega para poder pagar el carísimo recibo de la luz en España.

España ha renunciado a la energía nuclear y a los recursos combustibles fósiles, pero importa
energía de procedencia nuclear de otros países