Se tambalean

La reflexión política como la venganza es un plato que se sirve en frío. Por ello llevo un tiempo esperando, sopesando, antes de saber que opino sobre todos los acontecimientos políticos que nos han invadido desde hace menos de un mes. El sistema político español que conocíamos hasta el momento, la ciencia política que se postulaba sobre el sistema de partidos y su consecuente partitocracia se han puesto patas arriba.

Si es bueno o malo, el tiempo lo dirá, porque lo que digan los políticos que ven como el precipicio se acerca, me importa más bien poco. Los que ayer decían no ser los mismos y se encaraban en largos debates con horas de preparación que tenían como único resultado más debate sin aportar grandes soluciones, hoy se toman de las manos para enfrentarse al «enemigo común». No sé cuan malo o bueno será Pablo Iglesias y Podemos, pero sin duda me está siendo divertidísimo el discurso pueril de los grandes partidos. Grandes partidos que llevan años jugando con la pelota y cuando el nuevo quiere jugar y no tienen un razonamiento lógico para no dejarle, van al insulto fácil de «gordo, feo, gafotas» e incluso «caraculo»; solo que los»mayores» lo cambian por «mason, bolchevique, ETA» y mi favorito, el que más se asemeja al de los niños «compra la ropa en el Alcampo». Bueno o malo, lo que ya es una realidad es que Podemos les ha puesto nerviosos, muy nerviosos y parece ser que lo que vote la gente y lo que decida tiene sus consecuencias, ahí tienen al gran Rubalcaba, peso pesado del Partido Socialista, haciéndose a un lado tras el estrepitoso fracaso de su partido en las europeas. Eso sí, los socialistas se están lavando la cara empero de tener sucio el cuerpo entero y sin darse cuenta de que la gente lo sabe. Y hablando de pesos pesados, desde su abdicación llevo preguntándome, ¿por qué en este momento ha tomado la decisión el Rey? Quizá mi suposición es algo enrevesada, pero cada vez que sumo dos y dos me da cuatro. Que el Rey iba a abdicar tarde o temprano es un hecho, pero que lo haya hecho, precisamente ahora, me hace pensar que las elecciones del pasado 25 de mayo han tenido mucho que ver.

Para aprobar la ley de abdicación del Rey se necesitan dos tercios del Congreso, ley que también decidirá que Felipe se postule como el nuevo Jefe del Estado. Si el Partido Socialista, que renovará sus filas tras el fracaso de las europeas en un tiempo muy breve, decide poner al frente una de las voces discordantes con la Monarquía (recordemos que las bases del partido son republicanas), sería imposible conseguir esa mayoría de dos tercios para aprobar la ley. Por lo tanto, como las piezas de dominó, los viejos poderes van cayendo uno a uno… Sin dejar de admitir que el príncipe Felipe me gusta, que está muy preparado y toda esa retahíla no puedo dejar de sorprenderme de que se nieguen a realizar un referéndum, ¿es que nuestros representantes no creen en los razonamientos de los ciudadanos o es que la democracia de la que presumen no es tan democrática? No voy a postularme en si la monarquía o la república es mejor o peor, pero sin lugar a dudas esa decisión la tiene que tomar el conjunto de la ciudadanía.