Inma Sequí y el caos

Se ha puesto de moda Inma Sequí a quienes los plumillas la renombran, con frecuencia, Seguí. Es cierto que a nivel léxico se tiende a la simplificación y, en general, el periodismo actual no hay nada que valore más que eso.

El otro día compartí un rato de charla con un afiliado a VOX.
-En sus tuits peca de exceso de juventud.
Dije.
Me asintió.

Pero igual no es tanto eso -o sí, que diría Rajoy- sino la capacidad de devolver como en un cesta y punta todo lo que no es admitido.
No he compartido un minuto con Sequí, es cierto, pero entiendo su manera de pensar. Incluso no sé si piensa así pero está bien que, de vez en cuando, alguien diga lo que está marcado como lo que no se puede decir. Y es bastante claro lo que no se puede decir: critique a Podemos, diga que el sistema impositivo es igual en PP,PSOE y Ciudadanos, comunique que no ve ‘La Sexta’ y atrévase a contar en público que, al igual que los etarras ahora convertidos en «honorables demócratas», tienen motivo para la argumentación pública, los fascistas -de verdad,que se autodenominan y no que se les atribuye- pueden opinar.

El cerebro plano de la socialdemocracia choca tanto con lo que no dice Évole que es un Colisionador de Hadrones; una exageración, un, para entendernos, «pero que me estás contando».

Sequí tampoco opina cosas tan raras ni tan argumentalmente pesadas. A saber. No quiere un expolio a impuestos, el Islam le parece una amenaza y prefiere dar trabajo, si es que fuera posible, a los de casa antes que a los de fuera. Es una posición más pero que tropieza, frontalmente, con las ideas de libertad que se promueven que son la ideas de la igualdad de todos iguales mientras sean iguales al que marca la igualdad.

No defiendo todo lo que dice Sequí e, incluso, hay días que no defiendo nada de lo que dice Sequí. Pero dentro de la maraña que han tejido los recién llegados a las instituciones que dicen como el de los boletos de la tómbola, oiga, que son los que instauran la posibilidad de que todos opinen, la joven se ha abierto paso a base de lapidaciones de los que promulgan la idea socialmente verdadera desde el púlpito.

Sequí ha conseguido que, tras cada tuit, haya una polémica. Todas tienen el denominador común de defender los argumentos apartados por la maquinaria que elimina de un plumazo todo aquello que les toca los cojones y que suele ser sinónimo de la verdad. En eso coinciden los cuatro partidos políticos que antes fueron dos y que se resumen en uno: elimine a todo lo que discrepe de las normas.
Hoy lapidan a Inma los mismos que lanzaban a los cuatro vientos que los jóvenes tenían algo que decir aunque ese algo no fuera una parte contratante del sistema. La lapidan, redsocialmente hablando, o a hostias, con el ímpetu y la soberanía que otorga el respaldo de cientos de alfas y betas sin capacidad crítica. Sin dar la cara. Son los que confunden la red social con la realidad y en ello estamos.

Me encanta aquello del 15-M. Indignados y eso. Jóvenes que se echaron a la calle para proponer y llegar al acuerdo de que estaban hartos de estar hartos. De Sequí están hartos porque es joven y propone incluso más allá de lo ya propuesto por lo que no cuadra en las limitaciones marcadas con muros en el terreno de lo bueno, que es lo de ellos y lo malo que es, no lo de Sequí, sino lo de todos los que no somos ellos.

-O nosotros o el caos.
-El caos, el caos.
-Es igual, también somos nosotros.