atlético madrid real madrid partido

Atlético de Madrid 0-0 Real Madrid: Decidirá el Bernabéu

atlético madrid real madrid partido

Nos ha ocurrido muchas veces y otras tantas nos decepcionamos por ello. Aquella tarde que pintaba la mejor y acabamos enfadados. Luego crecimos y preparábamos citas que quedaban truncadas por plantones o borracheras. Aquellas nocheviejas que prometimos que serían de guardar y acabamos mojando churros en Dyc con Coca-Cola. El derbi fue algo así y la colleja a los incrédulos un choque de realidad como en las anteriores ocasiones: nos lo esperábamos.

Y dentro de esto, cada uno hizo su papel que se dobló por dos partes, por dos equipos. El  Real Madrid dijo basta y se adueñó de la primera parte con la intensidad que faltó otras veces. De ese modo, el minuto 3 fue suficiente para probar a Oblak. Un mano a mano de Bale con el portero rojiblanco fue el anticipo de lo que quedaba por ver en la primera parte: una exhibición de un hombre contra once.

Suena más a épico que a cierto pero así fue. El Atlético de Madrid no existió en 45 minutos. Fue un tiempo de asombro para el Calderón, como a quien quitan su ser de repente. Bale, Cristiano de falta y un disparo con el exterior de James completaban la actuaciones de un portero consagrado en rock & roll star. La superioridad era evidente. Ganado e inutilizado el centro del campo, el ataque del Madrid consistía en un contragolpe casi letal cuando el Atlético hilvanaba balón.

Los de Cholo fueron todo errores. Salvados de la quema Oblak, Juanfran y Godín, la distancia entre líneas se antojó excesiva. Nada que comparar a la falta de ideas que no apareció. Koke y Arda ausentes, dejaban las apariciones de Griezmann en instantes y hubo momentos en los que se buscó en Mandzukic el Costa añorado. El Atleti la tuvo, claro. Un despeje de Ramos, mandó el balón al aire para que Gabi cediera el mismo a Griezmann. Inesperado, en la frontal del área, el francés se giró con técnica pero sin fuerza y Casillas detuvo el leve disparo.

Tornas

En la segunda mitad el Atlético se presentó a la cita. Vistos los primeros 45 minutos, decidió trabar el choque en busca del modo que tanto resultado dio. En esos chances, Mario Mandzukic se convierte en un imprescindible. Sus peleas por el balón le provocaron una brecha y mucho enfado tras un choque con Sergio Ramos. El tiempo que duró el apósito en la cara del croata fue tiempo que corrió y que nos fijamos más en eso que en el fútbol. Tiempo ganado, supondría el Cholo.

En medio de tanto, volvió a aparecer Turan en una llamada musical a echarse el conjunto a la espalda. Sus delicatesen, acabarán vendiéndose por videos en una tienda gourmet especialmente diseñada para ello. Suyo fue el juego, el desorden: la magia. El Madrid se desinflaba, lo que no evitó juagadas complicadas en el área colchonera por el que pasaban balones que olían a veneno bajo la sombra de Cristiano.

A 15 del final, Raúl García añadió dinamita entrando por Griezmann. Y 8 después, en el 83, Simeone lanzaba el órdago a grande por el partido con la sustitución de Torres por Koke. Ancelotti, conforme, había sustituido a Benzema por Isco y haría lo propio con Carvajal por Arbeloa. Momentos distintos.

El Calderón se embriagó de una sensación de locura pasional, de besos sin concierto, de música muy alta. Mandzukic se encontró con una pelota en el área por la que Casillas lloró y rebotó, dejándola muerta, alargando la agonía y el partido.

Todo acabó como en un destello. Se cerraron de esa manera tantas portadas, tertulias, persecuciones, elucubraciones y que dan paso a una semana en que se volverá a hablar de lo mismo. Esta vez sí estaremos ante lo decisivo. Algo que remate que, por más que nos gustase, de aquí solo sale vivo uno.

Darío Novo