De Pedro «El Guapo», a Pedro «El Regalador»

En 2020, 530.000 jóvenes españoles de edades comprendidas entre los 18 y los 24 años abandonaron sus estudios; un 20,20% varones (la mayor tasa de abandono masculino de la UE) y un 11,60% mujeres, no completaron la Enseñanza Secundaria Obligatoria.

Esas cifras situaron a España, con su 16% de abandono escolar, en un nada honroso segundo puesto detrás de Malta, cuando la Unión Europea había fijado un “techo” del 10%.

Está claro que en una sociedad cada vez más competitiva, un mayor grado de preparación, sin ser una garantía, abre más puertas a la hora de encontrar un trabajo con el que poder sobrevivir, viajar, divertirse, comprar un vehículo o una vivienda, planear un futuro y contribuir con impuestos a la caja común.

Lamentablemente, España es líder en paro juvenil de toda la UE con un 38%, más del doble de la media de los países de la Unión que es del 17,10%.

Algo tendrá que ver el abandono prematuro y muchas veces caprichoso e irresponsable de una formación “básica” en la pérdida de oportunidades laborales, que ya, por desgracia, también para el resto escasean.

En ningún caso, constatar que sin estudios se puede llegar a puestos importantes e incluso a ministerios del Gobierno, debería servir de justificación para abandonarlos y quedar a expensas de que bien los padres o los servicios sociales sean quienes carguen con la responsabilidad de mantenerlos y cubrir todas sus necesidades indefinidamente.

Son los autónomos y las empresas, grandes, medianas y pequeñas, los que crean empleo, pero es tarea del gobierno propiciar medidas económicas que estimulen y favorezcan el aumento de los existentes y la creación de nuevos empleos.

Resulta sorprendente que ante una situación tan desalentadora como la descrita, en la que el panorama que se vislumbra en el horizonte para tan excesivo porcentaje de los jóvenes es tan incierto, no florezcan como champiñones las iniciativas ingeniosas y prácticas de quienes nos gobiernan para mejorar datos tan desastrosos.

Asistimos entre la resignación, por la lejanía de nuevas elecciones y la perplejidad por las “ocurrencias” de quienes gestionan los impuestos de todos, a un descarado empeño en “redistribuir” la riqueza de todos, en lugar de dejarse la piel en crear nueva riqueza para todos.

Socialistas y comunistas han demostrado sobradamente su asombrosa capacidad para “crear” subvenciones, que siendo razonablemente aceptables, acaban siendo como la tirita en la herida que la oculta pero no la cura.

La última de esas ocurrencias, ¡ten cientos de asesores para esto!, ha sido la del “bono cultural” de 400 euros, para todos los jóvenes que a lo largo de 2022 cumplan los 18 años, curiosamente la edad que en España permite votar.

No, no es un curso de preparación laboral valorado en 400 euros, no son 400 euros de bonificación para quienes faciliten un empleo a un joven que haya decidido no continuar sus estudios y cumplidos los 18 quiera trabajar…

Si finalmente se aprueban los Presupuestos Generales del Estado y a poco que “afloje el bolsillo” y satisfaga a nacionalistas, separatistas y herederos políticos de la banda asesina , es pan comido, Sánchez, enfundado en su traje de Papá Noel, dará ese bono a casi 500.000 jóvenes (curiosamente casi los mismos que la cifra del fracaso escolar).

El propio Iceta, sorprendente Ministro de Cultura, confirmó hace unos días que se podrá gastar en ¿libros?, cine, teatro, otras actividades relacionadas con la cultura, incluidos los videojuegos.

Para esos “afortunados” jóvenes, a los que tan descaradamente pide el voto, Pedro “El Guapo” pasará a convertirse en Pedro “El Regalador”.