El 4 de mayo, vota sin miedo

Para que no haya dudas, vaya por delante que ni he votado nunca, ni tengo la más mínima intención de hacerlo tampoco en esta ocasión, a VOX.

Pero resulta cuando menos sorprendente, por no decir inadmisible, que el presidente del Gobierno de España, trate de influir en el voto de los ciudadanos que en esta ocasión consideren que dárselo a VOX es la mejor opción posible y en un torpe intento por evitarlo, fomente el miedo.

Acuciado por la tarea de poner algo de chispa a la “sosez” manifiesta y reconocida de su candidato a la Comunidad de Madrid, ha abierto la campaña, que oficialmente comienza el 17 de abril, afirmando “Hay que evitar que Madrid sea la primera región de Europa gobernada por los ultras”.

Grave que quien nos gobierna con la ultraizquierda, un conglomerado de populistas, comunistas, anticapitalistas y demás subgrupos y que para sacar adelante la mayoría de sus propuestas no duda en aceptar los apoyos de los nacionalistas, separatistas y herederos políticos de la banda terrorista ETA (los mismos que lo hicieron presidente en la moción de censura y completaron después la mayoría necesaria para hacerlo otra vez presidente), demonice tan alegremente a VOX.

Conviene recordar que el partido de Abascal obtuvo 3.656.979 votos (un 15,21%) en las Elecciones Generales del 10 de noviembre de 2019, lo que les supuso 52 de los 350 escaños del Congreso de los Diputados.

Para quienes decidieron darles su voto entonces y para quienes en las autonómicas del próximo 4 de mayo en Madrid hayan decidido dárselo,  tiene que resultar insultante que el líder de otra de las opciones y presidente del Gobierno de España, se permita descalificarlos tan alegremente.

Grave porque parece estigmatizar a quienes no son votantes de izquierdas, cargando sobre sus espaldas la responsabilidad de consumar la “tropelía” de votar al “diablo” de las tres letras y provocar que Europa se “escandalice” en el supuesto de que finalmente las urnas les permitieran entrar a formar parte del gobierno de la Comunidad de Madrid.

Señalar que dar su voto a VOX no es una elección tan democrática como dárselo a cualquiera de las demás formaciones que se presentan, es cuando menos un atrevimiento que puede ser también una provocación intolerable.

Una osadía que podría tener un efecto contrario al deseado, movilizando a todos aquellos indecisos que no consideran que ninguna de las opciones de la izquierda, ni de lejos, sean la mejor elección posible.

Los madrileños, agraviados repetida y clamorosamente por un Gobierno central que no gobierna en su comunidad, tienen suficiente perspectiva, sensatez, libertad y sobre todo memoria, como para decidir su voto sin condicionamientos y que nadie lo dude, el próximo 4 de mayo irán a votar sin miedo.