¿Gran coalición?

Resulta fácil que dos ex presidentes muestren públicamente su opinión favorable a la hipotética posibilidad de formar un gobierno de “gran coalición”, como último recurso para afrontar los verdaderos problemas de España, sin estar sujetos a las hipotecas separatistas, ni a las exigencias extremas de izquierda y derecha.

Resulta muy fácil que ahora, tanto Felipe González como Mariano Rajoy, alejados definitivamente de las responsabilidades políticas y prácticamente perdidas por completo sus capacidades para poder influir con sus opiniones en las decisiones de sus respectivos partidos, vean como un mal menor el entendimiento entre PSOE y PP, si llegado el caso, eso puede garantizar la estabilidad del país.

Todas las encuestas, a las que cada cual puede dar la credibilidad que le parezca, aventuran una ligera vuelta al bipartidismo, esa “cosa” tan nuestra que ha acompañado nuestros años de democracia, alternando en el poder a los dos principales partidos, bien con mayorías absolutas o con apoyos puntuales y casi siempre muy interesados de algunos partidos nacionalistas, cuando aún algunos, hoy muy beligerantes, se movían a una distancia prudencial del fanatismo separatista de los últimos tiempos.

Parece ser que el PSOE, principal responsable a todos los efectos de la nueva convocatoria a las urnas, por la incapacidad demostrada para lograr la investidura, puede mejorar mínimamente su resultado del 28 de abril y que el PP, una vez recobrada la serenidad y calmado el “furor juvenil” de su líder, podría mejorar sensiblemente su número de escaños, pasando de sus actuales 66 a casi un centenar.

Si esos “pronósticos” se acaban materializando en las urnas, significaría que entre los dos partidos obtendrían unos 220 de los 350 diputados que a partir del 10 de noviembre se sentarán en el Congreso  de los Diputados.

El éxito de ambos, llevaría aparejado el fracaso del resto; siempre que alguien gana tiene que haber perdedores y algunos son claros aspirantes a tan dudoso honor.

Señalan como el más perjudicado a C´S, aun cuando no se cumplan los peores presagios que reducen su resultado a la mitad de los 57 escaños que ahora tiene y culpan de ello a su líder, Albert Rivera, por su intransigencia y su evidente “mal rollo” con Pedro Sánchez, al que ciertos sectores responsabilizan de no tener el gobierno que podríamos tener desde hace meses.

Ya se presumía un descenso importante de Unidas Podemos, a los que también culpan de hacernos volver a las urnas, por su persistente exigencia de contar no sólo con una vicepresidencia y varios ministerios, sino por pretender tener en la práctica un “gobierno paralelo” al de Sánchez, pero con la aparición de Más País, debutante con 10 escaños en el mejor de los casos, el descalabro puede ser mayúsculo y la posibilidad de exigir carteras en un futuro gobierno de “coalición” se considera cada vez más improbable.

El resto de partidos, con VOX a la cabeza por ser, en teoría el que seguirá ocupando la quinta posición, no sufrirán diferencias muy significativas.

Si todas las “premisas” se cumplen y dando por hecho que no habrá un gobierno de “gran coalición” entre PSOE y PP, sólo quedará una opción razonable, el entendimiento entre socialistas y C´S, que se presume insuficiente, ya que ambos quedarían lejos de los 176 de la mayoría absoluta, cifra que en abril superaban ampliamente, y requerirían la colaboración “interesada” del PNV y de otras fuerzas regionalistas, más “testimoniales” que numéricas.

En el peor de los casos y ya cogido el tranquillo de ir a las urnas, ¿nos vemos en primavera en los colegios electorales?.