No dejes que te vuelvan a engañar

El próximo viernes, 7 de julio, comienza oficialmente la campaña electoral que según la mayoría de las encuestas publicadas va a suponer un drástico cambio en el Gobierno de España.

Como en una película mediocre, repetida hasta la saciedad, todos los partidos, de todos los colores e ideologías, los “clásicos” de siempre, los nostálgicos del bipartidismo de varias décadas, los “novatos” y esa “agrupación multicolor” que con lo mejor de cada casa y casi nada nuevo bajo el sol, más que una coalición electoral parece una recreación populista del camarote de los hermanos Marx, se lanzarán a tumba abierta para tratar de llevarse a su “buchaca” un valioso voto que la inmensa mayoría tenemos ya decidido hagan lo que hagan y nos cuenten lo que nos quieran contar.

Por si no fueran suficientes los agobiantes rigores del verano, durante dos semanas, todos ellos, con mayor o menor despliegue de medios, recorrerán carreteras y caminos, ciudades y pueblos, teatros, estadios y plazas de toros, tratando de vender sus “bondades” y desgranando promesas como quien deshoja margaritas y lanza sus pétalos al viento.

Nos acribillarán con sus mítines en cualquier plaza de cualquier punto de nuestra geografía, sólo en el caso de que decidamos prestarles la atención que ellos esperan.

Llenarán vallas y paredes con sus eslóganes más ingeniosos; colgarán en las farolas las fotos retocadas de sus líderes; bombardearán con sus “panfletos”, a quien se preste a ello, en prensa, radio y televisión y de producirse debates asistiremos a una pública demostración de quién es capaz de “mear” más lejos, con la lógica desventaja fisiológica para la candidata “multicolor” que ya lleva días en campaña prometiendo 20.000 euros y menos horas de trabajo con el mismo sueldo.

Unos han estado gobernando el país los últimos años con sus pequeños “éxitos” y sus sonados fracasos, todos ellos con la inestimable “colaboración” de los que para la unidad nacional son los menos recomendables compañeros de viaje.

Estos tratarán de arrimar el ascua a una sardina, la suya, que ya anda chamuscada por los excesos de “sanchismo” y del desparrame de populismo, esos que criticaban a la “casta” y ahora se han unido a ella.

Otros aspiran a hacerlo los próximos cuatro años, solos si el apoyo que por ahora les otorgan casi todas las encuestas que no firma Tezanos, o en la compañía del partido al que la izquierda y la extrema izquierda tratan de descalificar un día sí y al otro también con aquello de “extrema derecha”.

Quince insufribles días, ¡quince!, demasiados para quienes no esperamos nada especial de su envolvente palabrería electoral y sólo esperamos que llegue el domingo 23 de julio, abran los colegios y podamos “descargar” en las urnas la decisión que desde hace tiempo tenemos ya tomada.

Absténganse de prometernos la luna y limítense a fomentar el empleo, garantizar el derecho a la propiedad privada, contener la inflación de la cesta de la compra, mejorar las infraestructuras, la atención sanitaria, la seguridad de las personas, el derecho a utilizar el español en TODA España…

No pretendemos un estado que ejerza la caridad sino que posibilite que todos tengan la oportunidad de ganarse el pan con el sudor propio; no un estado que se limite a repartir la riqueza sino uno que haga posible que todos puedan tener opciones de conseguirla. Y especialmente, para quien aún alberga dudas, no dejes que quienes ya lo hicieron tan reiteradamente, quienes llaman ahora “rectificación” a sus más grandes mentiras, te vuelvan a engañar de nuevo.