Pactos, apaños, cambalaches y cambio de cromos

Desde el 27 de mayo, tras confirmarse los resultados de municipales y autonómicas (aunque luego se produjeran algunos cambios significativos por errores en el tratamiento de los datos), está el ambiente muy alterado ante la posibilidad cierta de desalojar mediante pactos, a quienes ostentaban el poder en algunos ayuntamientos y autonomías.

No parecen los más indicados para recomendar a otros con quién deben pactar o no quienes llegaron al poder como un elefante a una cacharrería tras “camelar” a tirios y troyanos.

No pueden trazar líneas rojas a otros, pretendiendo hacernos creer que el suyo es un pecado de juventud lejano en el tiempo, quienes siguen empeñados, en cualquier ocasión que se les presenta, en tratarnos de convencer de que contar con el apoyo de separatistas y pro etarras no tenía el fin último de propiciar un cambio de colchón en el palacio de La Moncloa para que lo estrenaran el doctor Sánchez y su señora, sino “liberar” a España de la corrupción y devolver a la sociedad a un discreto registrador de la propiedad.

No pueden, pero lo hacen cada vez que tienen oportunidad de hacerlo, como si entre sus “tareas” figurase en los primeros lugares la obligatoriedad de mostrar al mundo su intransigencia hacia un partido, VOX, al que en las últimas elecciones generales 2.677.173 ciudadanos, libremente, le dieron su voto y señalarlo mañana, tarde y noche como portador de las siete plagas.

Tiene este partido, pese a desinflarse considerablemente en las municipales, autonómicas y europeas del pasado 26 de mayo, la llave que puede abrir varios gobiernos en ayuntamientos y autonomías y dado que sus votos son tan democráticos como los de cualquier otro, tienen perfecto derecho a reclamar que al menos se sienten a negociar con ellos y en cada caso obtengan el poder que les corresponda.

Sorprende que C´S repita cada día que no se reunirá con ellos, como si aquellos fueran apestados portadores de virus contagiosos y ellos, empeñados en no respirar el mismo aire, los guardianes de la galaxia elegidos para salvar la democracia, la libertad, la convivencia y los valores de occidente.

Asistimos a situaciones en las que como dijo Valls, ilustre ministro socialista en Francia, metido con calzador como cabeza de cartel por C´S y ahora reconvertido en concejal “liberal conservador” en España, cuando no hay ninguna opción “buena” habrá que optar por la menos mala.

Como sucede en Barcelona, donde el separatismo de ERC podría establecer, si se lo permiten, su centro de operaciones independentistas y Colau, superviviente del tsunami del maremágnum de Podemos, podría continuar con la “degradación” de la segunda ciudad más importante de España, a la que durante su mandato ha convertido en la más insegura del país.

La tercera opción, el candidato socialista, necesita demasiados apoyos como para conseguir los suficientes y convertirse en alcalde.

Es evidente que las negociaciones, tanto en los ayuntamientos de Barcelona y Madrid como en otros menos importantes y en varias comunidades están en periodo de cocción, cada cual quiere que destaquen sus ingredientes y los pone en la olla con la esperanza de que el resultado final tenga su sello, pero no está ni mucho menos decidido quiénes lograrán hacerse con el poder

En las próximas semanas asistiremos a pactos y alianzas de todo tipo, apoyos a un rival con tal de que no gane el contrario; te damos Navarra y nos das Pamplona; nos repartimos la comunidad y el ayuntamiento; investidura de Sánchez a cambio de apoyo regional…

Pactos, apaños, cambalaches y cambio de cromos, ¿alguien da más?.