Que tanta paz te lleves…

Le han sobrado ocasiones y motivos para haber presentado la dimisión a lo largo y ancho de este descorazonador año de pandemia que llevamos padeciendo, pero optó por no aprovecharlas.

No debería ser necesario repetir el viejo refrán español de “zapatero a tus zapatos”; ¿llamarías a un pintor de brocha gorda para que con toda su buena voluntad te haga la revisión de la caldera?, ¿contratarías a un físico nuclear para que te ordeñe las cabras?, ¿pondrías a un jardinero como estilista en tu peluquería?, ¿darías el puesto de gestor de una gran empresa a un licenciado en filosofía?…

Es una práctica habitual que los políticos que alcanzan el poder, no se rodeen de las personas más cualificadas para los distintos puestos, sino por aquellos que por razones de amistad, simpatías o sumisión resultan más fáciles de “manejar” y sucede que, cuando surgen las dificultades, son desbordados por los acontecimientos.

Mañana, tras el Consejo de Ministros, se marcha Salvador y se lleva consigo a su tierra, ese “efecto Illa” con el que le han ungido los buenos augurios de su colega socialista del CIS.

Lleva ya un tiempo desdoblándose en sus dos actividades, como ministro y como candidato autonómico y es bien sabido que no se puede estar en misa y repicando, máxime cuando atravesamos uno de los momentos más duros y preocupantes de la pandemia.

España no podía ni debía permitirse a un responsable de la sanidad nacional a tiempo parcial y esta circunstancia se la han reprochado desde casi todos los ángulos del arco parlamentario sin ningún efecto práctico, ya que el “líder supremo”, ha manejado los tiempos hasta hoy, cuando todavía no es definitivo que las elecciones de la comunidad autónoma catalana vayan a celebrarse el próximo día de los enamorados y lo ha mantenido en el puesto.

Se le recordará como el ministro bajo cuyo mandato se contagiaron 2.500.000 de españoles (un 5,3% de la población) y fallecieron “oficialmente” 56.000, que podrían ser realmente más de 75.000 según los datos de otros organismos oficiales.

Un triste balance que si bien es achacable en gran medida a la devastadora acción del virus, carga también sobre su espalda una pequeña parte por las dudas, indecisiones, errores y decisiones equivocadas tomadas a lo largo del último año.

Se marcha sin haber rendido cuentas de su gestión ante el Congreso de los Diputados y salvo sorpresa, su sustituta será la canaria, licenciada en derecho, Carolina Darias, que hoy mismo acompaña al presidente del gobierno y al ministro saliente en su visita a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.

Queda la duda de si se “premiará” finalmente a Miquel Iceta por el hecho de haberle cedido el puesto de candidato a la Generalitat y se le dará una cartera ministerial; la solución mañana.

Confiamos que en no se cumpla otro refrán… “otro vendrá que bueno te hará” y desde la resignación, Salvador, que tanta paz te lleves…