Termina el año de la rata

Hoy, día de los Santos Inocentes, cuando tan sólo faltan tres días para que termine este auténtico “annus horribilis” que por desgracia, unos en mayor medida que otros, hemos padecido, podemos ver la vacunación que comenzó ayer, como una puerta real al optimismo, como una luz al final de un siniestro túnel por el que hemos venido dando tumbos durante los últimos nueve meses.

Definitivamente 2020 pasará a la historia de la humanidad como un año especialmente trágico; son ya 81 millones las personas contagiadas y la cifra oficial de muertos se acerca a 1,8 millones.

España “aporta” a tan lamentables cifras casi 1,9 millones de contagios y “oficialmente”, sólo cerca de 50.000 fallecidos de los más de 72.000 que la COVID-19 se habría llevado por delante, según certifican prestigiosos organismos.

Cuando el año llega a su fin, no hace falta ser un experto en nada para darse cuenta de las gigantescas dimensiones de un drama que no sólo ha arrasado tantas vidas, sino que ha derribado los pilares de la economía con inusitada crueldad, dejándonos más débiles, más tristes y mucho más empobrecidos.

Mientras, sigue sorprendiendo al mundo, que China, origen del contagio, haya controlado prácticamente la pandemia y que sus cifras acumuladas de contagios y muertes, con una población que supera los 1.400 millones, sea inferior a las de algunas comunidades autónomas españolas.

La lucha contra el reloj de numerosos laboratorios de todo el mundo, incluidos chinos y rusos, ha logrado lo que podríamos considerar el “milagro navideño” que ha posibilitado que también en España, en el día de ayer, comenzaran las esperadas vacunaciones.

Siendo la mejor noticia del año, la vacuna no es una solución inmediata ni definitiva a todos nuestros males, pero sí una puerta a la esperanza, que en un futuro, que cada cual puede imaginar más o menos cercano en su horizonte, nos devolverá a una aceptable normalidad parecida a la de antes.

Aun dejándonos llevar por el optimismo, nos costará mucho llegar a dar por resuelto el gravísimo problema que 2020 nos trajo por sorpresa; un número indeterminado de nuevos contagios, una cifra difícil de precisar de nuevas muertes, más tiempo de penurias económicas, de cierre de empresas, de autónomos que todavía no pueden reanudar su actividad y de familias enteras condenadas a las colas del paro o a las de la caridad.

El propio Ministro de Sanidad del Gobierno de España ha comentado hoy que si todo marcha según lo previsto, al final del próximo verano, podríamos estar vacunados el 70% de la población española.

Y aunque hoy por hoy no hay absolutas certezas sobre la duración de la inmunidad de las vacunas, no cabe duda de que su aplicación generalizada es el único camino posible y sólo cuando eso se haga extensible a todos los países y a todos sus ciudadanos, se podrá volver a la vida de antes.

Nos acercamos al final del año que el horóscopo chino dedicó a la rata; cuando todo esto haya pasado, ese “despreciable” animal será la imagen que durante mucho tiempo nos recuerde todas las calamidades, el dolor y las lágrimas que sin ningún miramiento nos deparó 2020.