Boí Taüll: eres grande, pequeña

La estación de esquí y montaña Boí Taüll ha cerrado las fiestas de Navidad y de Reyes con una ocupación del 80%, Durante este periodo, la estación ha mantenido espesores de hasta 140 centímetros de nieve, lo que ha permitido abrir los 11 remontes y casi la totalidad de las pistas. Capital Noroeste estuvo allí para contarlo.

La estación leridana de Boí Taüll celebró el fin de semana previo a las fiestas de Navidad su tradicional encuentro con la prensa especializada del sector de nieve y montaña. Más de 40 profesionales de distintos medios de comunicación de toda España acudieron a la cita para conocer in situ las novedades que la estación ofrece para la temporada 2016-2017. En esta ocasión el evento cobró un interés especial porque supuso el reencuentro de los periodistas con Martí Rafel, el nuevo consejero delegado de Nozar Resorts, grupo empresarial propietario de Boí Taull.y del Balneario de Panticosa. Martí Rafel ha vuelto a la estación cuya escuela de esquí dirigió en los años 90 para aportar al complejo leridano su larga experiencia y su profundo conocimiento del sector de la nieve.

El equipo de la estación puso todo su savoir faire para que la prensa conociera de primera mano qué es lo que convierte a Boí Taüll Resort en un destino de primer nivel para los aficionados a la nieve, ya sean esquiadores experimentados o principiantes. Las magnificas condiciones de la estación, la abrumadora naturaleza del entorno del Valle de Boí, la calidad de su nieve, los modernos remontes y, de manera especial, la amabilidad y el deseo de agradar del personal de la estación, desde los pisteros que te reciben en los remontes a los equipos de restauración o de los alquileres de material, hicieron que la experiencia fuera más allá de las sensaciones que produce deslizarse por pistas impecablemente preparadas y bien balizadas. En todo el entorno se respira el buen ambiente que ha sabido transmitir el equipo liderado por el director general, Xavi González, el responsable de montaña, Ignacio Jiménez, y el director de calidad, Andreu Velilla. En un entorno tan competitivo, en los que hay tantas opciones para elegir destino vacacional, los pequeños detalles que hacen de una jornada de esquí un recuerdo imborrable son los que marcan la diferencia. En Boí Taüll, tanto en las pistas como en los diferentes servicios que ofrece el resort, la experiencia del cliente se convierte en catecismo.
La meteorología se alió para un fin de semana perfecto. Las extraordinarias condiciones de estación –ubicada en la comarca de la Alta Ribagorza, es la más alta de los Pirineos, con una cota mínima de 2.020 metros y una máxima de 2.751 metros, y con una gran pendiente de orientación norte- garantizan una excelente calidad de la nieve. A pesar de la falta de precipitaciones que ha provocado en el conjunto de las estaciones el anticiclón que ha barrido la península, las borrascas al inicio de la temporada dejaron en Boí Taüll un manto blanco que ha permitido mantener los espesores de casi metro y medio de nieve. Las fuertes inversiones de 1,6 millones de euros que la estación ha destinado esta temporada para mejorar el sistema de producción de nieve y para la adquisición de nuevas máquinas “pisanieves” de última generación, ha contribuido a mantener la cantidad y calidad de la nieve en ausencia de las necesarias nevadas, y ha atraído a esquiadores de otras estaciones. La respuesta de los usuarios así lo confirma: la media de visitantes ha rondado los 2.500 diarios durante las fiestas navideñas y de Reyes, llegando a los 3.000 diarios algunos días en lo que parece anticipar una de las mejores temporadas para la estación.
Boí Taüll es una sorprendente estación. Acostumbrados a los grandes dominios esquiables, a primera vista esta puede parecer una opción modesta. Nada más lejos de la realidad. Sus 47 kilómetros esquiables ofrecen recorridos para todos los gustos, desde vertiginosas bajadas a relajados deslizamientos. Ostentar el privilegio de alcanzar la máxima cota de las estaciones del Pirineo es un regalo para los sentidos que se traslada a la sensación trepidante de surcar la nieve en cada descenso. Una y otra vez. Cada bajada arranca un suspiro de gozo y provoca la necesidad de volver a sentir la adrenalina. Desde lo más alto, el tiempo parece que se detiene en este pequeño rincón rodeado de belleza. Y al alzar la mirada, la respiración se contiene ante la majestuosidad de las serenas piedras del románico del Valle, de las impresionantes cumbres con la sobrecogedora presencia del vecino Aneto. Es en ese punto cuando cobras consciencia de la inmensidad del paisaje que tienes ante ti y gritas: ¡eres grande, pequeña!
Mas información:
www.boitaullresort.com