Semáforo en verde

bra-croPrevia Brasil-Croacia

1.432 días desde que España alcanzó la gloria más absoluta en aquel Soccer City de Johannesburgo (Sudáfrica), 1.432 días de orgullo, de reinar en el deporte, de presumir de estrella, pero sobre todo 1.432 días de espera. Calmen sus ansias, hoy a eso de las 22 horas y desde el Arena Corinthians de Sao Paulo, por fin, empieza el Mundial de fútbol.

Y empieza el Mundial en la cuna del fútbol, Brasil, un país que vive por y para el deporte rey. Un país extremadamente dispar en la económico, pero un país con un nexo común, el fútbol. Los ricos, muy ricos, se abstraen con el balompié; los pobres, muy pobres, curan sus males a través de la pelota. Las revueltas sociales y los problemas de infraestructuras han sido permanentes en el último año y se han acentuado conforme se acercaba la cita. Sin embargo este deporte no tiene freno y, aun con los estadios a medio acabar, el Mundial arranca.

 La felicidad que yo tengo es muy grande, a muchos les gustaría estar aquí y yo estoy conquistando mi sueño.

Brasil sabe que este es «su» mundial. Los de Scolari se ven favoritos, el equipo acompaña, el pasado año ya arrasaron en el test que supuso la Copa Confederaciones y, sobre todo, juegan en casa. Esos silbidos escuchados durante el último partido no hay duda que quedarán disipados desde el pitido inicial y la hinchada brasileña se volcará con los suyos. La espinita del «Maracanazo» aún está presente, pese a que hace la friolera de 64 años que se produjo el fatal acontecimiento para los cariocas.

Con un estilo muy definido, alejado del «Tiki-taka» y del «Jogo bonito», Scolari quiere un fútbol veloz, que busque rápidamente la portería rival, a través de sus tres figuras de arriba: Hulk, Fred y, cómo no, Neymar. Una defensa muy agresiva y un medio del campo físico son el sustento del equipo. La pareja de centrales David Luiz-Thiago Silva es su mayor aval defensivo, una dupla que se conoce desde la infancia y que la próxima temporada compartirán de nuevo equipo, en el PSG. Sus dos laterales, Marcelo y Dani Alves, son auténticos puñales por sus bandas, una poderosa alternativa al ataque brasileño. Cuatro jugadores de similares características pelearán por los dos puestos encargados de la contención: Paulinho, Luiz Gustavo, Ramires y Fernandinho. Los dos primeros parten con ventaja para ser titulares. La creatividad tiene un nombre en esta selección, Óscar. El del Chelsea será el encargado de filtrar balones a las tres flechas del ataque. Scolari no quiere dejar nada al azar y durante las últimas sesiones ha ensayado incluso los saques de centro.

«Hasta la piel se eriza. Llegó la hora. La felicidad que yo tengo es muy grande, a muchos les gustaría estar aquí y yo estoy conquistando mi sueño. Estoy ansioso, y mucho, pero voy a dormir bien«, decía Neymar ayer en rueda de prensa.

El rival, Croacia, llega a este mundial con la difícil papeleta de debutar frente a la anfitriona. Llega a Brasil con una selección que practica un fútbol alegre, con jugadores que les gusta el buen trato de balón y nada acostumbrados a correr detrás de él. Así lo expresaba en rueda de prensa su principal estrella, Luka Modric: «Será difícil, pero queremos hacernos con la posesión del balón para controlar el partido. No debemos apenas ceñirnos a la defensa«. La selección de Niko Kovac se basa en principalmente en dos de los jugadores de moda en el fútbol mundial: Luka Modric e Iván Rakitic. Por detrás de ambos, jugará el joven Brozovic como escudero. La defensa, la intocable por Kovac: Srna, Corluka, Lovren y Vrsaljko.

En ataque el seleccionador tendrá que incluir cambios ya que su principal referencia, Mario Mandzukic deberá cumplir ante Brasil su partido de sanción que acarrea desde la repesca. Su lugar será ocupado por Ivica Olic.

La peor noticia para los croatas ha llegado con la lesión de Ivan Mocinic, a quien sustituirá el centrocampista del Hamburgo Milan Badelj.

El calendario ha decidido pasar de entrantes, el de hoy, es un señor primer plato.

 

Borja Martín  /  @Bmh_90