etapa 11 tour de francia

Etapa 11: Imperial Majka en una jornada de transición para Froome

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Contador entregó el Tour y lo hizo en la victoria de Majka. Fue esa forma de señalarse al patrocinador la que le delata en tercera persona, un presupuesto justificado. Vivimos épocas, además, de besos a los escudos que no nos creemos. En el ciclismo no hay escudos pero si identificación que viene a ser amor por quien paga el cotarro.

La etapa fue de las que sí pero que no. Engañaba. Al igual que ocurre con los falsos llanos, tendremos que empezar a hablar de estas etapas que no acaban en un puerto de categoría especial como era menester y que tuvieron su simiente en las metas tras el descenso de dichos puertos.

Lo que no defraudó fue el espectáculo que fue light, sin cafeina y al limón, pero espectáculo al fin y al cabo. El Tourmalet dinamitó de nuevo la carrera. Al igual que hay futbolistas que hacen grande al fútbol, hay estadios que lo dan nombre. Algó así pasa con el Tourmalet que es un Maracaná de asfalto. Y antes de eso hubo baile, claro. El que protagonizan nombres ilustres para estos días: el propio Majka, Pauwels, Dan Martin o Voeckler. Había más, pero el del Tinkoff quiso que hoy no fueran motivo de mención.

Entre los favoritos todo era calma chicha. Pinot pinchaba, Nibali se quedaba y es que hay años que las frases de las crónicas podemos utilizarlas en copy-paste. Richie Porte volvió a erigirse en el muy mejor amigo imponiendo un ritmo al estilo Sky pero sin hacer sangre. La selección fue la natural pero si la etapa era de las que sí pero que no era por eso: así se ganan los Tours.

El polaco alzó los brazos y cumplió el Tinkoff. Quizá no era el resultado que se había marcado el equipo que luchaba por ver a Alberto de más amarillo, si cabe. El saber adaptarse a las realidades también es un don. Miren si no a Froome que, en días como el de ayer no ofrece espectáculo pero tacha jornadas acercándose, con su cabeza gacha y su falta de estilo, dicen, a su segundo Tour.

 

Darío Novo