Algo nuestro se quema

El fuego, que se inició el pasado miércoles en Sierra Bermeja y que aún continúa fuera de control, con un perímetro de 85 kilómetros, ha arrasado ya 7.500 hectáreas, ha obligado a desalojar 6 localidades malagueñas y lo que es mucho más lamentable, ha causado la muerte de un bombero almeriense de 44 años, Carlos Martínez Haro, que  participaba en las tareas de extinción.

Numerosos efectivos, entre los que hay más de setecientas personas de distintos cuerpos, algunos de ellos llegados desde otras comunidades autónomas e incluso la UME siguen luchando día y noche contra el avance de las llamas por tierra y por aire en un intento desesperado por frenarlo y evitar una tragedia aún mayor.

Quienes participan en los trabajos consideran que “se trata de uno de los más complejos incendios forestales que se han producido en los últimos tiempos”.

Si en otras muchas ocasiones el inicio del fuego puede estar originado por la caída de un rayo, un accidente o una imprudencia, parece ser que en ésta podría haber sido provocado intencionadamente por pirómanos.

El propio presidente de la Comunidad Andaluza, Juan Manuel Moreno Bonilla lo señaló hace dos días “Hay indicios bastante claros de que puede ser provocado y si es así vamos a dar caza a los asesinos”, ya que al parecer en los dos focos en los que se ha determinado que se inició el fuego se habrían prendido deliberadamente sendas piñas sobre hojarasca, lo que avivado por el viento y el vuelo de las pavesas habría facilitado tan rápida propagación.

A estas alturas se desconoce si el autor o autores de semejante tragedia actuaron movidos por ocultos intereses económicos, o por el mero hecho de contemplar las llamas, dando rienda suelta a ese “desequilibrio patológico” que les produce satisfacción.

Pero ya están advertidos, “que no duerman tranquilos, vamos a ir a por ellos y se pondrán en manos de la justicia”, ha asegurado Moreno Bonilla.

Entre 2001 y 2015 se produjeron en España 235.630 incendios forestales que arrasaron una superficie de 1.676.812 hectáreas y en lo que va de año, más de 6.000 incendios han quemado más de 53.000 hectáreas a lo largo y ancho de nuestra geografía.

Las llamas no sólo arrasan la vegetación y los bosques, causan la muerte o la huida de numerosas especies animales, reducen a cenizas bienes y viviendas y dibujan un paisaje desolador por nuestros cuatro puntos cardinales.

El fuego nos arrebata una buena parte de nuestra vida; la caprichosa mala fortuna no se anda con miramientos, no tiene preferencias, unas veces le toca a Galicia, otras a Levante, a Cataluña, a Castilla La Mancha… recientemente a Castilla y León y en estos días a Andalucía, pero suceda donde suceda, no quema “sus” montes, no calcina “sus” bosques, no arrasa “sus” pastos, no destruye “sus” bienes…, cuando actúa el fuego, algo “nuestro”, de todos, se quema.