Cuando ni tus aliados te creen…

Cuando mientes demasiadas veces, cuando reiteradamente, en asuntos importantes, haces justo lo contrario de lo que prometiste o juraste no hacer, tu palabra va perdiendo valor, tanto, que llegado un punto, para mucha gente, ya NO VALE NADA.

Y como a un “Pinocho” dotado de una descomunal nariz creciente, a quien miente con regularidad, se le ve venir de lejos, se le espera, ya no tiene la capacidad de sorprender.

La deriva de su fantástico reino de “Nunca Jamás” llega a tal punto que en ocasiones ya nadie sabe si habla en serio, con ánimo de mantener su palabra, si dice la verdad o nuevamente, en lo más íntimo, ya está convencido de que a no mucho tardar acabará haciendo justo lo contrario.

No es extraño, por tanto, que sean legión los que creen ver en la persona del presidente de nuestro gobierno al mismísimo “Pinocho”, transfigurado en un ser de carne y hueso, que esclavo de la hemeroteca y sin ningún tipo de rubor, viene pisoteando su propia palabra, como si los ciudadanos fueran víctimas de una amnesia permanente que los hace incapaces de distinguir cuándo les dice la verdad o cuándo les miente.

Vivimos en estos días una enorme polémica por la decisión del Gobierno de España de conceder nueve indultos a los separatistas condenados por el Tribunal Supremo a penas importantes por los delitos de sedición, malversación y desobediencia.

Al margen de que su concesión contradice la “recomendación” del Tribunal Supremo, que no era partidario de la gracia, lo más clamoroso es que Sánchez, ha vuelto a incumplir por enésima vez su palabra; ahora la de octubre de 2019, cuando siendo ya presidente del Gobierno de España aseguró que “los líderes del procés cumplirán íntegras sus condenas”.

Poco ha cambiado desde entonces, a excepción de que la “inquietud” separatista ha crecido en una dimensión directamente proporcional a la “tibieza”  de quienes tienen la responsabilidad histórica de estar al frente de la situación y parar los pies a quienes arbitrariamente pretenden salirse del camino en lugar de darles alas para alcanzar su objetivo.

No, no trate de convencernos de que son razones de “utilidad pública” las que lo han forzado a incumplir su palabra, no cuela.

No, no pretenda hacérnoslo creer, ni siquiera aunque lo haga en la sede parlamentaria en la que están todos nuestros representantes, porque cuando solemnemente les dijo “señorías, no habrá referéndum de autodeterminación… el PSOE nunca jamás aceptará este tipo de derivadas”, no le creyeron ya ni siquiera quienes le hicieron presidente y están por la labor de mantenerlo.

Resulta cuanto menos “ingrato” que, con su habitual actitud “chulesca” el portavoz de ERC, grupo al que ha obsequiado con la libertad de varios de sus líderes, se burlara de sus palabras con una irónica “advertencia”, echándole en cara un inquietante “también dijo que no habría indultos, denos tiempo”.

Y cuando ni tus aliados te creen… es posible que se haya agotado la escasa credibilidad que te quedaba.