Dejar de malgastar, una tarea de T-O-D-O-S

Quien más quien menos, la mayoría conocemos nuestras limitaciones, principalmente las económicas y por más que apriete el frío, llueva a mares, escarche, granice o llegue de repente cualquiera de los “familiares” de doña Filomena el dinero disponible es el que es y las necesidades a cubrir son muchas y variadas.

Hay que llenar el estómago y da la sensación de que a la cesta de la compra le hubieran puesto el turbo hasta obligar a muchos a descartar incluso algunos de los alimentos más básicos de su dieta.

El deseo de contener la inflación, con poco éxito por lo que vemos, ha disparado los tipos de interés y el “virus” del Euribor parece galopar encareciendo las hipotecas hasta hacerlas inasumibles para algunos y poniendo en serio riesgo el hecho de mantener las propiedades adquiridas mediante préstamos.

La guerra de Putin contra Ucrania no sólo ha producido un gran número de muertes y una incalculable destrucción, sino que ha situado en el más trágico de los escenarios a los ciudadanos ucranianos, que sufren en carne propia grandes penalidades y se ha convertido en la más sangrante “guinda” del pastel de nuestras desdichas, hasta el punto de hacer que dos elementos básicos como la luz y el gas, sean hoy  por hoy un artículo de lujo.

En los primeros días de este mes de noviembre, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, que dirige la esposa de Mariano Bacigalupo, que hasta septiembre era consejero de la Comisión Nacional de Mercados y Competencia y ahora es consejero de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, lanzó en los medios una “original” campaña publicitaria para concienciar a los españoles del ahorro energético.

Muy loable en estos tiempos difíciles, la idea de la señora Ministra, Teresa Ribera, o más probablemente de alguno de sus más ingeniosos asesores, de hacernos ver a T-O-D-O-S, tan didácticamente, que las diversas energías, luz, gas, carburantes diversos… ni son tan abundantes como nos gustaría, ni resultan tan económicos como sería de desear.

Bastante desgracia tienen quienes sufren de alcoholismo como para equiparar su enfermedad con el hecho de que quienes utilizan la luz o el gas con la intención de mantener sus hogares suficientemente iluminados y razonablemente caldeados puedan ser señalados tan alegremente como “derrochólicos”.

Ya sabemos que los “creativos” no se andan con chiquitas a la hora de captar la atención, ya sea de un producto, de un servicio o, como en este caso de una “recomendación” general y cuanto más llamativo, por lo general, mejor que mejor, mayor resulta el impacto.

Trataremos de afrontar los rigores de un invierno que todavía no ha llegado de la mejor manera posible, sin consumos excesivos que hipotequen aún más nuestros meses posteriores y, en la medida de las posibilidades de cada cual, sin alardes, ni derroches de energía, que luego nos toca pagar.

Se agradecen los consejos gubernamentales cuando el esfuerzo de todos redunda en beneficio del ahorro, sin poner en peligro el bienestar general, pero no nos comparen con quienes padecen los efectos del alcohol y si ustedes, señores y señoras que gobiernan nuestra existencia, se sienten identificados como “derrochólicos”, recuerden cada día lo que nos cuestan y sepan que dejar de malgastar energía es una tarea de T-O-D-O-S.