Medidas urgentes… diferidas

No es nada nuevo que los políticos, mayoritariamente, tienen una enorme facilidad de palabra, especialmente a la hora de anunciar a bombo y platillo todo lo que de motu propio o por consejo expreso de quienes les asesoran y les ayudan a hacer su trabajo, pueda servir para apaciguar los ánimos o para crear expectativas en los ciudadanos.

Comprobamos con frecuencia que en unos asuntos pierden el culo por sacar adelante resoluciones, decretos y leyes que no son las grandes preocupaciones de la inmensa mayoría de los ciudadanos y en otros meten en los cajones del olvido medidas que casi todos vemos mucho más urgentes.

Resulta ahora anecdótico, pero en su día y mediante un decreto-ley, el gobierno “bicéfalo” que nos ha tocado en “suerte”, hacía posible la entrada del padre de los hijos de la ministra de Igualdad en la Comisión Delegada del CNI, decisión que el Tribunal Constitucional anuló y que a la inmensa mayoría de los españoles se la “refinflaba” y ni entonces, ni ahora, se ha hecho NADA en asuntos fundamentales y más preocupantes como por ejemplo acabar con la impunidad de quienes “okupan” propiedades ajenas.

En esa línea de prioridades, no es de extrañar que no se hayan tomado decisiones urgentes, no ya para reducir drásticamente las estructuras oficiales sobredimensionadas sino para aliviar el día a día de quienes pagamos los sueldos de tanta gente, acuciados por esa inflación galopante a la que la locura de Putin, masacrando pueblos y ciudades de Ucrania, ha puesto la “guinda”.

El aumento desbocado de los precios de la energía ha sido la puntilla para muchas familias y la enésima vuelta de tuerca para numerosos colectivos, que en los dos últimos años no han tenido apenas un momento de respiro y que con la explosiva subida del precio de los carburantes, han tocado fondo.

Entre otros, han sido los transportistas los que se han lanzado a las calles con mayor repercusión por crear algunos problemas de movilidad en calles y carreteras, pero especialmente por haber provocado serios problemas de desabastecimiento de algunos productos básicos, algo que gracias a ellos no se produjo ni en los días más dramáticos de la pandemia y forzar el paro en la actividad de otros sectores por falta de materias.

Se cumple hoy el undécimo día de las movilizaciones, con las que continúan los convocantes, la Plataforma de Transportistas, incluso después de que la ministra del ramo recibiera a su líder, al considerar que su problema de fondo no se resuelve con unas migajas oficiales en forma de céntimos, sino que exige una reforma o un decreto-ley que les impida trabajar a pérdidas.

Aunque no debería ser necesaria la aclaración, ellos son trabajadores indignados y furiosos, que no están “amparados” por el sindicalismo subvencionado y dócil que apenas incomoda al gobierno de coalición.

NO son la “ultraderecha radical que hace el juego a Putin”, como orquestados gritaron algunos ministros del Gobierno; luchan por su supervivencia.

Y es hoy, cuando Sánchez, de vuelta de su “gira europea”, al estilo de las cadenas de TV que anticipan el contenido de su “programación”, adelanta detalles de lo que mañana acordará su Consejo de Ministros.

Un puñado de medidas, ayudas y rebajas fiscales, por importe total de 6.000 millones de euros y 10.000 más en créditos ICO para empresas.

Mañana tomarán medidas urgentes, subida del Ingreso Mínimo Vital del 15%, que no alcanzan ni a la mitad de las personas previstas, límite del 2% del alquiler y rebaja de 20 céntimos para TODOS en los carburantes.

Medidas URGENTES, diferidas, que no entrarán en vigor mañana, sino el 1 de abril y se mantendrán en vigor hasta el 30 de junio.