Se acabaron las vacaciones

Después de veinte días sin clases, se acabaron las vacaciones de Navidad y ocho millones de estudiantes han vuelto a los colegios, tras la decisión unánime de gobierno y comunidades para que la enseñanza se lleve a cabo de forma presencial.

Pero no sólo son ellos los que vuelven; miles de profesores y resto de personal de los distintos servicios y actividades también lo hacen.

Ha sido un largo periodo en el que quien no ha descansado ni un minuto, sino que ha estado campando a sus anchas, ha sido la última variante de un virus que nos lleva martirizando dos años ya.

Cuentan los expertos, que al parecer los hay, que no hemos llegado al “pico” de esta sexta ola y aunque tranquiliza saber que la gravedad no es la misma de las devastadoras olas anteriores, especialmente debido a la masiva vacunación de la que siguen renegando un puñado de “iluminados”, el asunto es más serio de lo que algunos pretenden hacernos creer.

Si bien hay algunas comunidades en las que parecen haberse estabilizado los contagios, en otras continúan en aumento

Nos dice la OMS que con la variante Ómicron los contagios ha aumentado un 70% pero que el porcentaje de fallecimientos ha bajado un 10%, algo que con ser una noticia menos mala, no es la buena noticia del fin de la pandemia que desearíamos y que a día de hoy parece estar aún muy lejos de producirse.

En España, a día de hoy, el índice de contagios oficial, en el que muchos de los positivos obtenidos por el propio interesado mediante un test no siempre se computan, es de 2.722 por 100.000 habitantes.

Entre los menores de doce años, de los que se han puesto una primera dosis poco más de un tercio, ese índice es de “sólo” 2.317 y entre los jóvenes a partir de esa edad de 2.901.

Si bien España ocupaba el sexto puesto en porcentaje de vacunación con las dos primeras dosis, ha pasado al veintiuno con la tercera, lo que podría indicar que un buen número de partidarios de las vacunas siguen haciéndose el remolón y se piensan más de lo que deberían el tercer pinchazo.

Hoy, cuando se reanudan las clases en colegios, institutos y universidades, entre un 6% y un 8% de los profesores se encuentran de baja por la COVID-19, lo que dificulta el desarrollo normal de la actividad educativa en buen número de centros.

Lejos de la mortífera estadística de otras olas, lo cierto es que el gran número de contagios viene provocando una elevada cifra de bajas laborales en todas las actividades productivas.

Conviene concienciarse de que el virus, “disfrazado” con cualquiera de las variantes conocidas o venideras, llegó decidido a quedarse entre nosotros; que salgamos victoriosos o sea él el que acabe ganando la partida es tarea de todos.

Mientras se encuentra el medicamento que acabe con él, las vacunas y las medidas de prevención que nos han repetido hasta la saciedad son los únicos instrumentos capaces de frenar su expansión.

No hace falta recordar que se acabaron las vacaciones pero sí que el virus no parece dispuesto a tomarse ni un segundo de descanso; sigue haciendo todo el daño posible, aquí, ahí, allí, en las clases, en la calle, en el trabajo y en todas partes.