Yolanda quiere sacar partido

Tranquiliza saber que la comunista Yolanda Díaz Pérez posee una completa preparación, algo que no siempre se tiene en cuenta a la hora de repartir ministerios; licenciada en Derecho, realizó después cursos superiores y de postgrado de Relaciones Laborales, Ordenación Territorial y Recursos Humanos.

Trabajó en su propio despacho como abogada laboralista en Ferrol antes de entrar en política, no como otros muchos, hembras y varones, algunos sobradamente conocidos, que desde la adolescencia sólo han tenido la política como única actividad laboral.

Militante del Partido Comunista de España, fue aspirante de EA a la presidencia de la Junta de Galicia en 2005, pero apenas obtuvo 12.000 votos.

En 2007, en las municipales, también con EU (la IU de Galicia) los ferrolanos le dieron 5.203 votos y gracias al pacto de gobierno de izquierdas, se convirtió en primera teniente de alcalde de Ferrol.

En las autonómicas de 2009 no hubo suerte, ni los votos suficientes, y su grupo se quedó sin representación.

En las elecciones gallegas de 2012, la coalición de diversos grupos de izquierda la llevó al Parlamento de Galicia, donde fue vice portavoz de su grupo.

En las generales de 2015, la amalgama de partidos, IU, Podemos, “mareas”, círculos y demás agrupaciones ciudadanas, la llevaron al Congreso como número 2 por La Coruña y en las de 2019 ganó el escaño por Pontevedra.

En 2020 fue nombrada por Sánchez, en el “cupo” pactado por el gobierno de coalición,  Ministra de Trabajo y Economía Social.

Nadie duda que la vicepresidencia, “heredada” del padre de los hijos de la ministra de Igualdad supuso un enorme privilegio para la ministra de Trabajo.

El puesto le ha dado una enorme visibilidad y el “dejarle hacer” de un presidente encantado de verse rodeado mayoritariamente de féminas, ha posibilitado que en ocasiones diera la sensación de que era ella la que llevaba la voz cantante del ejecutivo, no ya los pantalones, que es muy dada a vestimentas mucho más femeninas.

Hija de sindicalista, su buena sintonía con los sindicatos es evidente; y aún lo será mejor ya que ha logrado que los Presupuestos Generales incluyan una partida de subvenciones directas a las organizaciones sindicales para 2022 de 17 millones de euros, frente a los 13,9 millones de 2021 y muy lejos de los 8,9 del último gobierno de Rajoy.

De bien nacidos es ser agradecidos y los sindicatos, tan beligerantes cuando gobierna la derecha, han ido de la mano de la coalición en los asuntos de los ERTES, el salario mínimo y en estos días la reforma laboral, además no han promovido protestas ciudadanas por más motivos que haya para hacerlas.

Unos creen que se lo ha “currado, otros que le han dejado hacer; le han permitido tomar protagonismo y se les ha ido de las manos; Yolanda se ha crecido hasta convertirse en un “monstruo” incontrolado que puede devorarlos.

Cuentan que Sánchez, preocupado ante la posibilidad de que la gallega siegue la hierba bajo sus pies, habría pedido a los suyos desactivarla mediante una “Operación placaje” en la que los socialistas deben hacer todo lo posible para  evitar que consiga sacar votos morados de los graneros “rojos”.

Los porcentajes de popularidad la señalan por más que las encuestas, mayoritariamente den, hoy por hoy, como perdedores a los socios de gobierno.

A Yolanda, Unidas Podemos, se le ha quedado pequeño para intentar convertirse en presidenta y busca otros aliados por España; algo que no será fácil si quienes hoy ocupan los puestos de decisión en la formación morada no están dispuestos a cederle todo el protagonismo.

Algunos seguirán prefiriendo ser cabeza de ratón que cola de un león cuya “furia electoral” es una gran incógnita, pero Yolanda quiere sacar partido, su propio partido.