¿Va a expulsar WhatsApp a los adolescentes?

Colaboro en este artículo de GUILLERMO DEL PALACIO para ElMundo.es:

La próxima actualización de WhatsApp, 2.19.222, podría ser la última que viesen en sus móviles los menores de 16 años. Al menos, hasta que lleguen a esa edad, la mínima permitida por los términos de servicio de la aplicación, pues según recoge el portal WABetaInfo, con ella la compañía comienza a desarrollar una función que expulsará del servicio que no cumplan este requisito.

El cambio, que únicamente afectaría a los usuarios europeos, por el momento no tiene fecha, ni forma de uso (es decir, no se sabe cómo hará la empresa para detectar y bloquear los números de los menores). Por no tener, no tiene ni confirmación oficial, aunque WABetaInfo suele acertar con sus predicciones, que obtiene del programa de pruebas de las versiones no finalizadas de la aplicación que llegan a Google Play la App Store. Eso sí, pueden tardar meses en llegar a los usuarios finales.

El departamento de prensa de WhatsApp, por su parte, únicamente responde que no comentan rumores ni especulaciones, así que es imposible saber cuál será el método que aplicarán para ‘banear’ las cuentas o cuándo planean comenzar a hacerlo. Lo que sí es cierto, porque se puede ver en sus términos de servicio, es que técnicamente WhatsApp, sobre el papel, no podía ser utilizado por menores de 16 años al menos desde el 24 de abril de 2018, fecha de la última actualización de estos.

La actualización se hizo para que la herramienta cumpliese con la GDPR y afecta a los países de la Unión Europea, a quienes en realidad proporciona el servicio WhatsApp Irlanda en lugar de WhatsApp Inc. Anteriormente la edad mínima había variado entre los 13 y los 16 años en distintos momentos.

La cifra es similar en otras redes sociales, como Twitter, Facebook o Instagram, y el nivel de compromiso para con esta regla también es muy parecido: si los menores no dicen abiertamente que están por debajo de la edad mínima -por ejemplo, indicando su fecha de nacimiento en su perfil-, la plataforma da por buena su palabra. En la puerta de estos garitos virtuales nadie pide el DNI.

Según una guía de la Fundación Mapfre, el 18 % de los menores de 11 años puede utilizar internet para estos servicios de mensajería instantánea sin necesidad de permiso paterno y en el caso de los mayores de 15 años el porcentaje sube hasta el 90%.

¿Cómo podría la aplicación detectar estas cuentas? ¿Y cómo puede conseguir eliminarlas, teniendo en cuenta que este bloqueo duraría, como mucho dos o tres años? Hacerlo por número de teléfono, por ejemplo, podría ser un problema si más adelante éste se le asigna a otra persona o cuando el menor supere la edad mínima.

José Rosell, socio director de S2 Grupo, apunta directamente a Facebook como herramienta para realizar la comprobación. Al final, ambas compañías son la misma, por lo que los datos de los usuarios que utilicen ambas están ahí. La otra opción, explica, sería preguntar directamente a los usuarios «y desde que tengo uso de razón todo el mundo miente con esto». Como bien recuerda, ya ocurría en su momento con Tuenti.

Por lo tanto, cree que más que un ‘baneo efectivo’ se trata de «una cobertura legal como la copa de un pino». No cree que vaya a tener consecuencias de seguridad, porque considera que no se aplicará de forma correcta, así que no obligará a buscar formas de saltarse los muros que construya WhatsApp.

Para Rosell la idea en sí es buena y necesaria, ya que, en su opinión, la autenticación es culpable de gran parte de los ciberdelitos y quienes pueden tomar medidas deberían «ponerse las pilas». «Si yo digo que soy Michelle Obama, ¿quién va a decir que no lo soy?», se pregunta. El problema está en que «hay medios para hacerlo, pero son incómodos». Facebook, ya sea desde su propia plataforma o desde WhatsApp e Instagram, quiere tener el mayor número de usuarios posible y estos controles reducen la cifra. «El producto somos nosotros; nos usan y nos abusan constantemente».

Sergio García Soriano, psicólogo clínico y experto en intervención social, recuerda que este movimiento también podría tener consecuencias en la vida de los chavales. «Puede tener un efecto positivo, pero también es algo que puede exclusivizar», explica. «Cuando uno es pequeño juega a ser mayor» y esto establecería una suerte de nueva mayoría de edad: la de poder usar WhatsApp. «Dejarles fuera del grupo llama la atención y en ese momento la presión social es grande».

En cualquier caso, aunque la medida de Facebook no se haga por el uso entre menores, sino por la directiva europea de protección de datos, también apunta que, en general «siempre es mejor educar que prohibir», ya que al prohibir algo, se le pone una flecha con neones brillantes. En cuanto a los posibles controles que pueda establecer WhatsApp, García Soriano lo tiene claro: no tienen mucho sentido contra los nativos digitales. Si pueden, los derribarán; si no, se buscarán otra red.