Juan Ortega borda el toreo y para los relojes de Sevilla

Juan Ortega cortó dos orejas y paró los relojes en Sevilla.

Luque se inventó una faena en una tarde que iba cuesta arriba.

Morante sin opciones una vez más.

Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla. Cuatro toros de Domingo Hernández y dos de Garcigrande. El corrido en cuarto lugar, de Garcigrande, se partió el pitón izquierdo en el caballo y fue sustituido por uno de Hermanos García Jiménez muy justito en capacidades.

Morante de La Puebla, de plomo y oro, silencio tras aviso y silencio. Daniel Luque, de tabaco y oro, saludos y oreja. Juan Ortega, de caña y oro, silencio y dos orejas. Se colgó el cartel de ‘no hay billetes’.

Cartel de vitola sevillano que cautivó al aficionado desde la presentación del ferial sevillano y que trascurrió muy cuesta arriba hasta el quinto de la tarde en el que Daniel Luque levantó la tarde gracias a una faena de disposición, entrega y capacidad demostrando el gran momento en el que se encuentra el torero arrancando una oreja de ley.

Y llegó Juan Ortega y paró el tiempo. Lío gordo, majestuoso, de enorme belleza infinita al ralentí, sublime. En Sevilla se hizo el silencio y sonó la música al compás de los muletazos del trianero. Un delirio de faena que enloqueció de emoción y sentimiento al público asistente

«La madre que le parió» se escuchó en los tendidos. «La que le está formando». Obra de arte preciosa. Quizás la faena de mayor trascendencia del torero Sevillano y en su tierra y en su plaza. La estocada enloqueció los tendidos de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, y las dos orejas fueron a parar al diestro sevillano. Sin lugar a dudas «se ha creado una obra maestra en Sevilla».

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