No engañen a la gente, la democracia no está en juego

Ya está en marcha la campaña electoral que el 4 de mayo decidirá quién gobierna la Comunidad de Madrid y los seis partidos con posibilidad de obtener representación se han lanzado, sin perder un segundo, a la caza y captura de votos que los hagan ganadores o que al menos les otorgue la posibilidad de unir sus escaños a los de otros para sumar los 69 escaños necesarios.

Para que no haya dudas, ni nadie se llame a engaño, conviene saber que TODOS los partidos que concurren a esta convocatoria son formaciones democráticas y que sea cual sea el resultado, los ganadores gozarán de todas las bendiciones por ser fruto de la decisión libre y soberana del conjunto de ciudadanos (hombres y mujeres) de Madrid expresada en las urnas.

No debería ser necesario pedir a quienes lo hacen, que se abstengan de demonizar a ninguna de las opciones, ni de autoproclamarse como auténticos ángeles salvadores de la ciudadanía.

Aclarado esto, que debería ser innecesario, cuando llegue el momento cada cual decidirá sus preferencias, optando por dar su voto a quienes considere que van a gobernar para TODOS, pero representan mejor su forma de ver la vida, la economía, la creación de empleo, el respeto a la propiedad privada, la educación, la sanidad, las libertades, la fiscalidad…

Conviene no dejarse embaucar por quienes durante dos semanas lanzarán promesas como quien lanza confetis en una celebración; somos frágiles de memoria, pero conviene recordar que quienes más han mentido en el pasado lo seguirán haciendo también en el futuro, así que estamos avisados y conviene dar a cada cual la credibilidad que se ha ido ganando.

No vale la pena perder ni un segundo en replicar a quienes como el presidente del Gobierno, autoerigido en el perejil de todas las salsas de su “soso, serio y formal” candidato y posiblemente sacando partido a su extenso gabinete de asesores, expertos en frases ingeniosas, se permite “estupideces” como la de “El PP sólo ama a España si ellos están en el gobierno”.

Lícito que pida el voto de los jóvenes “para acabar con 26 años de gobiernos del PP en Madrid”, pero conviene no olvidar que los jóvenes, como los mayores, gozan de la misma libertad de elección y suelen hacerlo, especialmente no votando a quienes más recientemente les han defraudado.

Cuentan que cuanto más se vuelca en la campaña más perjudica a su candidato y eso favorece a otros; a veces los árboles no dejan ver el bosque.

Desvanecido el efecto “moño”, los ministros (mujeres y hombres) de la formación morada se vuelcan para que su corta historia no acabe en fracaso y como figura más representativa, devaluada la del “votos, votas, votes”, ha saltado a escena la ministra comunista del gobierno de España que, subida sobre su cartera de vicepresidenta, se permite anunciar “urbi et orbi” que “no se trata de ganar elecciones, está en juego la democracia”.

No traten de ganar un puñado de votos con anuncios de viejos fantasmas, no vean ángeles y demonios donde no los hay, no engañen a la gente, gane quien gane, la inmensa mayoría sabe que la democracia no está en juego.