Cerca de 3.500 espectadores se acercaron al Wanda Metropolitano para el estreno como local del Rayo Majadahonda en segunda. Fotografía: Chema Bueno

Corazón majariego, pegada mallorquina (0-1)

@DarioNovoM

Cuando Mario Praz habló de horror vacui poco pudo imaginar que el latinazgo pudiese terminar por definir un partido de fútbol de la segunda división española. Si bien es cierto que en su puro sentido artístico el horror vacui fue susceptible de ser corregido con muchos elementos. Lo del Wanda Metropolitano y el Rayo Majadahonda será algo más complicado: la ciudad casi entera cabe en el estado del Atlético de Madrid.

Pese al vacío casi existencial y el frío que este suele dejar, el calor de Madrid no aplatanó de inicio al conjunto de Iriondo que se quiso hacer dueño del partido desde el inicio con el control del centro del campo. Las esperanzas comenzaron a romperse en el 13, tan artístico todo. Abdón asistía a Carlos Castro que con un recorte dejó clavada a la defensa majariega y de ahí a la red sin que Basilio pudiese hacer nada al respecto.

Como en el socatira, los mejores minutos del Mallorca darían con la mejor ocasión hasta el momento para el Rayo Majadahonda con un disparo seco de Aitor Gómez desde la frontal del área que se estrelló en el larguero de la portería defendida por Reina. El disparo dio alas a los madrileños con una sucesión de ataques con el flanco izquierdo como protagonista que carecieron de acierto final.

Basilio, tipo de nombre antiguo pero de joven reflejo, se erigió en capitán con dos paradas que hubieran supuesto la puntilla para el Rayo Majadahonda. La primera de ellas por bajo a Carlos Castro y la segunda tras un boleón de Aridai. Los galones de Basilio han ido incrementando, con razón, y de no ser por que nos encontramos a escasos meses de las municipales, sería un perfecto alcaldable.

Ímpetu

La segunda mitad comenzó como la primera, con dominio del Rayo Majadahonda. Un dominio mucho más serio que en la primera mitad, como quien se asienta en una estancia tras un primer día de confusión. El paso adelante de los de Iriondo fue positivo: con el dominio del balón y del espacio, el Mallorca apenas pudo acercarse a portería.

Fede Varela y Aitor Gómez, de nuevo de disparo desde fuera del área, marca de la casa, algo más suave que el de la primera mitad, avisaron del peligro. Precisamente de esta jugada saldría la otra gran oportunidad de los de Majadahonda para poner un empate que nunca llegaría con un testarazo de Morillas tras un córner que repelió Reina. El empate no llegó pero sí pudo hacerlo el 0-2 con un duro disparo de Abdón que se estrelló en el poste.

Con ello cayó la noche y concluyó el partido. El horror vacui del Wanda Metropolitano (3.424 espectadores), la pegada mallorquina y dos rivales con nombre de grandes, de los que coleccionábamos en los cromos, Zaragoza y Mallorca, hacen que el Rayo Majadahonda no haya podido estrenar casillero en su andadura por la división de plata del fútbol español. Pero siempre nos quedará Basilio.